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ASUNCIÓN ESCRIBANO HERNÁNDEZ 440 NAT. GRACIA LV 2/mayo-agosto, 2008, 429-474, ISSN: 0470-3790 2. C OMUNICACIÓN , C IENCIA Y C ULTURA Junto a lo anterior, hemos de mencionar otro aspecto importante a la hora de contextualizar el significado actual de la Comunicación. Acabamos de aludir a la confrontación entre Humanismo y Ciencia, y con ello nos situamos ante uno de los puntos cruciales a los que se viene enfrentando nuestra sociedad desde comienzos de la moder- nidad y, de manera especialmente virulenta, desde hace aproxima- damente un siglo. Frente al concepto tradicional de cultura humanís- tica, la cultura de masas ha tomado el relevo en el último medio siglo como única propuesta generalizada (desbordada y distorsionada) heredera del Humanismo. El desarrollo de la ciencia, por su parte, ha supuesto un notable y creciente cambio en nuestros hábitos y en las perspectivas de encarar la vida por parte del hombre. Nos inte- resa detenernos, siquiera mínimamente, en ello por la trascendencia que ambos elementos tienen en la enseñanza (y la orientación de la misma) de la Comunicación. Emilio Lamo de Espinosa ha llamado la atención, en este sentido, sobre las diferencias existentes entre ambos elementos en las sociedades actuales: “La cultura mira siempre al pasado y orienta el presente por aquél; la ciencia mira siempre al futuro y orienta el presente por él. El primer mecanismo social garantiza una estabilidad ordenada; el segundo, un cambio social ordenado. La reflexividad científica es así un mecanismo para controlar el orden social contra los azares e incertidumbres del cambio histórico. La cultura nos protege frente a los riesgos del desorden, de la falta de estabilidad; no en vano en ella se condensa la sabiduría última y, también, la más fundamental. La ciencia, el saber, la reflexividad, nos ampara frente al cambio sin sen- tido, frente al movimiento ciego. Por ello, si en las sociedades de cul- tura la seguridad de la rutina y la repetición se pagaba con el rechazo de no pocas innovaciones que hubieran sido adaptativas, frenando así el ritmo del progreso colectivo, posteriormente la seguridad de la ciencia y el conocimiento innovador se cobra su precio en la destruc- ción de tradiciones valiosas cuyo exacto significado no acabamos de entender” 27 . 27 E. LAMO DE ESPINOSA, Sociedades de cultura, sociedades de ciencia. Ensayos sobre la condición moderna (Oviedo 1996) 116-117.
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