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CARLOS NOVOA 414 NAT. GRACIA LV 2/mayo-agosto, 2008, 323-428, ISSN: 0470-3790 de perseguir en el caso de su alma 115 . Y se presenta como tal, pues garantiza su identidad de hermano menor ( cualquiera que te ponga obstáculos, sean hermanos u otros ); actualiza su identificación con el Hijo de Dios ( aunque te azotaran debes tenerlo por gracia ); y lo coloca en el culmen de la caridad ( y ama a los que esto te hacen … y ámalos precisamente en esto ). Los otros dos usos de obediencia ( EpMin 14.16), refuerzan el aspecto relacional pues vinculan al her- mano que ha pecado con su guardián y después con el custodio. 4. L A FRATERNIDAD : ÁMBITO DEL DISCERNIMIENTO Hemos dedicado un buen número de páginas, en el segundo capítulo, para detenernos en la comprensión de Francisco sobre la realidad de la vida fraterna. Esta lectura nos posibilita ahora la inter- pretación de la misma como el ámbito privilegiado donde se juega el discernimiento del hermano menor. De los textos analizados podemos inferir, en primer lugar que la Rb de Francisco es una obra de discernimiento colectivo vivido en Capítulo 116 . Así tenemos que la importancia dada al trabajo radica en su especificidad fraterna, más que en una regla monastizante, pues ha de servir para el sustento propio y de los hermanos ( Rb 5, 1-4); la relación entre los hermanos ha de distinguirse por una dinámica que supere el modelo familiar ( si una madre ama y cuida a su hijo según la carne ) y todavía refiriéndolo, lo calibre según un criterio espiritual ( cuánto más amorosamente debe cada uno amar y cuidar a su hermano espiritual ) (Rb 6, 7-9); en la fraternidad el ministro adquiere la identidad de siervo de todos los hermanos ( Rb 8); el arte de vivir en fraternidad depende del corazón de las dinámicas 115 En un artículo de unos cuantos años atrás, Michel Hubaut, de manera apenas indicativa ya presentaba el discernimiento como una forma de obediencia, véase todo el desarrollo en M. HUBAUT, Como discierne Francisco la voluntad de Dios , en Selecciones de Franciscanismo 28 (1981) 73. 116 Cf. M. HUBAUT, Como discierne Francisco , 71; véase también E. FORTU- NATO, Discernere con Francesco d’Assisi, 192-195.

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