NG200802001
CARLOS NOVOA 408 NAT. GRACIA LV 2/mayo-agosto, 2008, 323-428, ISSN: 0470-3790 bajo llave 109 y administrarlo con discernimiento ( cum discretione ministretur ). Nótese cómo para aquellos que administran la Eucaristía la invitación es a tener veneración (actitud interior). Mientras que no queda sólo en la disposición interior sino que apunta a un motivo práctico, cual es, no distribuir la Eucaristía “indiscriminadamente”. En este sentido el discernimiento conjuga la nobleza espiritual con la practicidad existencial 110 . Adm 27, 6 “Donde hay misericordia y discreción, allí no hay superfluidad ni endurecimiento”. Aunque hemos ya analizado este texto en este trabajo, pode- mos agregar que en un contexto todo espiritual, porque se encuen- tra en el ámbito de las virtudes, Francisco propone esta visión espi- ritual como criterio de discernimiento. En particular la misericordia se configura como “el” criterio pues aparece en binomio inseparable con la discreción. Por lo tanto, para poder discernir es necesaria una capacidad de profundización e interiorización que no deje espacio a la superficialidad: donde hay discreción no hay superfluidad . Esta introspección es necesaria para que desde lo profundo de nosotros mismos, descubramos cuál es la voluntad de Dios, que se manifiesta en el santuario interior, y no en las mutantes circunstancias de la exterioridad. Finalmente nos encontramos con el último texto de Francisco descubierto en el siglo pasado y que es un canto de exhortación a Clara y sus hermanas. Allí leemos: 109 Comenta VAIANI: “Dell’Eucaristia si parla nelle Costituzioni 19 e 20 del Concilio Lateranense IV; la prima prescrive di non ingombrare le chiese con oggetti profani e di conservare modi e puliti i vasi sacri, le tovaglie, i corporali, i parimenti liturgici, mentre la seconda impone di custodire il crisma e l’Eucaristia sotto chiave perché nessuna mano temeraria possa impadronirsi di essi profanandoli con usi innominabili” ,cf. C. VAIANI, Vedere e credere. L’esperienza cristiana di Francesco d’Assisi , Milano 2000, 20-21; véase también K.ESSER, Temi Spirituali, Milano 19732, 233-284. 110 Cf. E. FORTUNATO, Discernere con Francesco d’Assisi , 134.
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