NG200802001

EPISTOLA AD MINISTRUM NAT. GRACIA LV 2/mayo-agosto, 2008, 323-428, ISSN: 0470-3790 405 porque quien lo recibe indignamente, come y bebe su propia senten- cia, no distinguiendo el cuerpo del Señor, es decir, sin discernirlo” . EpOrd 19-20 “Pues el hombre desprecia, profana y pisotea al Cor- dero de Dios cuando, como dice el apóstol, sin distinguir ni discernir el santo pan de Cristo de otros alimentos y obras, o bien lo come siendo indigno, o bien, siendo digno, lo come vana e indignamente, siendo así que dice el Señor por el profeta: Maldito el hombre que hace la obra del Señor con engaño; y a los sacerdotes que no quieren grabar de ver- dad esto en el corazón, los condena, diciendo: Maldeciré con vuestras bendiciones”. Discernir, discriminar o distinguir el cuerpo del Señor, supone en Francisco reconocer y confesar nuestros pecados a un sacerdote, que es la referencia eclesial visible; y del mismo sacerdote recibir la comunión, que nos garantiza entrar en el reino de Dios. En la carta a la Orden, donde se está dirigiendo a los sacerdotes invitándolos a que siempre celebren los santos misterios purificados y reverentes, con intención santa y limpia, dirigiendo a Dios toda la voluntad, deseando agradar sólo al Señor ( EpOrd 14-18), es donde se coloca el texto del discernimiento. En este pasaje Francisco utiliza tres verbos indicando tres actitudes contrarias y ofensivas al Cordero de Dios: desprecia, profana y pisotea ( despicit, polluit et conculcat ). Esto sucede cuando no se distingue y discierne el pan de Cristo de los otros alimentos ( aliis cibariis ) y obras ( operibus ). De esta manera, con la inclusión del binomio “alimentos-obras” el santo amplía la concepción de la Eucaristía, sustrayéndola de un mero ejercicio intimista entre el comulgante y el Comulgado. Colocándose de esta manera en la línea eucarística paulina ya analizada 106 . Test 6-10 “Después, el Señor me dio, y me sigue dando, tanta fe en los sacerdotes que viven según la forma de la santa Iglesia Romana, por su ordenación, que, si me persiguieran, quiero recurrir a ellos. Y si tuviera tanta sabiduría como la que tuvo Salomón y me encontrara con los pobrecillos sacerdotes de este mundo, no quiero predicar en las 106 Se puede consultar el desarrollo detallado de la relación entre Discerni- miento y Eucaristía que realiza E. FORTUNATO, Discernere con Francesco d’Assisi , 124-132.

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