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EPISTOLA AD MINISTRUM NAT. GRACIA LV 2/mayo-agosto, 2008, 323-428, ISSN: 0470-3790 403 Finalmente el ambiente-clima se refiere a las condiciones y disposiciones. Hablamos de condiciones internas, entendidas como el clima de oración y unión con Dios, la escucha de la Palabra, la docilidad al Espíritu, el recogimiento, el desierto y el silencio. Y de condiciones externas, que son básicamente la apertura y manifesta- ción de conciencia y la capacidad de escucha 102 . 2. L OS TÉRMINOS “ DISCERNO ” Y “ DISCRETIO ” EN LOS E SCRITOS DE F RANCISCO Cuando nos acercamos a los Escritos de san Francisco, la pri- mera impresión puede provocarnos el desaliento, al no encontrar en ellos material suficiente para el tema que tratamos. Sin embargo, en un segundo análisis, podemos darnos cuenta que si bien, los térmi- nos discerno y discretio , son de escasa aparición, todavía podemos encontrar una “actividad de discernimiento”, incluso donde estos términos ni se mencionan 103 . Al respecto, Fortunato precisa que de los escritos de Francisco, no aparece un cuerpo doctrinal, sino una experiencia viva del Evan- gelio, concretizada en su vida espiritual, en sus relaciones con los frailes, en la fraternidad, en los Capítulos, en las Reglas y en los escritos que recogen genuinos criterios de discernimiento. Se puede hablar en Francisco de un “discernimentum concretum” 104 . A. “Discerno” y sus variantes verbales En los escritos de san Francisco, este verbo aparece tres veces, dos de las cuales, en una alineación temática total con el texto 102 Para una clarificación más detallada de todo el desarrollo presentado véase M. COSTA, Direzione Spirituale e Discernimento , 169-192. 103 Llegados a este punto, nos valemos de la preciosa investigación realizada por E. FORTUNATO, Discernere con Francesco d’Assisi. Le scelte spirituali e voca- zionali , Padova 1997, 103. También seguimos en parte: E. A. MAESTRE, El discer- nimiento de espíritus y su aplicación según san Francisco de Asís , en Laurentianum 25 (1984) 415-448. 104 Cf. E. FORTUNATO, Discernere con Francesco d’Assisi , 104.