NG200802001

CARLOS NOVOA 400 NAT. GRACIA LV 2/mayo-agosto, 2008, 323-428, ISSN: 0470-3790 camente humano de búsqueda, reflexión, decisión). Discernir es en nosotros un acto divino y humano, religioso (de Dios) y moral (de la libertad del hombre). Discernimiento como itinerario que com- porta momentos, etapas y operaciones diversas (memoria, inteligen- cia, voluntad y libertad). En definitiva, hablamos de discernimiento como aquella bús- queda y esfuerzo de integración de todos los aspectos y elementos positivos; como ejercicio del don y de la virtud de la discreción y, al mismo tiempo, como educación a esta virtud, la cual comporta sen- tido de la medida, equilibrio, sentido del límite y del dato real con- creto y, finalmente, capacidad de auténtica mediación espiritual 98 . ii. Espiritual Con el adjetivo “espiritual” se pone en evidencia la cuestión del sujeto operante en el discernimiento: se hace referencia a la tercera persona de la Santísima Trinidad, porque se trata de un ejercicio en el Espíritu Santo. Es Él quien impide que el sujeto del discernimiento quede atrapado en la dinámica de la ley y por consiguiente lo libera de la esclavitud de la pretendida “voluntad propia”, conduciéndolo hacia la dinámica del amor que abre a la positividad, a la búsqueda de lo mejor, a la vida, etc. A su vez, el Espíritu Santo obra, en la persona que discierne, la integración entre ella y Dios, entre la gracia y la libertad, entre la historia y el valor, entre la fe y las obras, entre subjetividad y objeti- vidad, entre Escritura e interpretación, entre ley y conciencia, entre carisma e institución, entre individuo y comunidad, y así sucesiva- mente 99 . iii. Algunas puntualizaciones Básicamente, el discernimiento espiritual puede ser entendido, según la siguiente esquematización: 98 Cf. M. COSTA, Direzione Spirituale e Discernimento , 157-160. 99 Cf. M. COSTA, Direzione Spirituale e Discernimento , 160-162.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz