NG200802001
EPISTOLA AD MINISTRUM NAT. GRACIA LV 2/mayo-agosto, 2008, 323-428, ISSN: 0470-3790 395 Todavía, una discreción, pura razón y cerebro, puede trans- formarse en fríos cálculos sobre lo que se debe hacer o evitar o en condenadora intolerante del pecado de los otros (o de los propios), si le falta la misericordia que se compadece y enternece frente a la fragilidad. El modo de evitar este tipo de extremos, lo propone Francisco de la siguiente manera: 2EpFid 28-29 “Y los que han recibido la potestad de juzgar a otros, juzguen con misericordia, como ellos mismos quieren obtener misericordia del Señor, pues tendrán un juicio sin misericordia aque- llos que no tuvieron misericordia”. La misericordia se manifiesta como concreción del amor al pró- jimo sobre el cual Francisco habló en el pasaje apenas precedente ( 2EpFid 25-27). Aquí va dirigida de manera particular a los que son ministros o incluso confesores, pues habla de juzgar a los demás 93 . A éstos les impera realizar un juicio misericordioso, así como ellos mismos quisieran ser tratados y, por si quedaran dudas, les recuerda el pasaje de la epístola de Santiago 2, 13, donde por añadidura dice: la misericordia se siente superior al juicio. En cuanto al tema de la misericordia, Francisco hace una lectura fiel de la Escritura 94 . Más adelante, en la misma carta volverá a retomar el texto de Mt 7, 12, y lo comentará en forma alusiva a la situación de los ministros: aquél a quien se debe obediencia . Y agregará: 2EpFid 43-44 “Y practique y tenga con cada uno de los hermanos la misericordia que quisiera que se tuviera con él si estuviese en una situación semejante. Y no se deje llevar de la ira contra el hermano por 93 En la Rb VII, 2 insistirá sobre el modo de impartir la penitencia de parte de los ministros y/o confesores: Los ministros mismos, si son sacerdotes, impóngan- les la penitencia con misericordia. 94 Francisco está en plena sintonía con el texto bíblico, él ha captado el sen- tido profundo del mismo… Como también el principio evangélico de Mt 7,12 y la formulación negativa del mismo que aparece en Tb 4, 15 . Ver el comentario en M. A. LAVILLA MARTÍN, La misericordia en San Francisco de Asís , 275-276.
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