NG200802001
EPISTOLA AD MINISTRUM NAT. GRACIA LV 2/mayo-agosto, 2008, 323-428, ISSN: 0470-3790 391 además es Aquel que está en medio de nosotros y se compromete con nuestra realidad (justo y misericordioso). Como Dios no se desentiende de la obra de sus manos, su “misericordia” es la manifestación más impactante de su “omni- potencia y eternidad” 85 . Tal es la comprensión de Francisco que delante de la Misericordia no puede hacer otra cosa que reconocer, por contraste y filiación, su propia “miseria” y total dependencia: concédenos por ti mismo . Nosotros no seríamos capaces por nues- tras fuerzas de realizar lo que sabemos tú quieres y muy difícil sería poder querer siempre lo que te agrada . No creo que podamos afirmar tan livianamente que Francisco tenga una concepción antropológica negativa, o que se minusvalo- rice delante de Dios. Más bien, estaríamos delante de la oración de un hombre de fe realista, que no se engaña respecto de su propia imagen ni exagera desmesuradamente la imagen divina. Sólo hace patente la relación asimétrica entre Dios y el hombre, entre el Crea- dor y la criatura, entre la Misericordia y la miseria. Y es justamente, la misericordia de Dios, la que posibilita justipreciarse sin engaños ni falsas humildades. Más aún, es la misericordia de Dios la que hace de puente para que el hermano pueda experimentar el derecho de dialogar con el mismo Dios, pidiéndole dos gracias: saber lo que Dios quiere y querer lo que a Él le agrada. Nada más cercano a la experiencia de quien se ha dejado abrazar por la misericordia que conocer el deseo del Misericordioso y desear agradarLo 86 . Así, por la acción del Espí- ritu Santo, podamos seguir las huellas de Jesucristo, que es el deseo y la complacencia encarnada de Dios mismo, y llegar a gozar de la intimidad familiar de la Trinidad ( EpOrd 51-52) 87 . 85 Cf. M. A. LAVILLA MARTÍN, La misericordia en San Francisco de Asís , 268- 269. 86 “…da nobis miseris propter temetipsum facere, quod scimus te velle, et sem- per velle, quod tibi placet” (EpOrd 50b). 87 Cf. M. A. LAVILLA MARTÍN, La misericordia en San Francisco de Asís , 269.
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