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CARLOS NOVOA 380 NAT. GRACIA LV 2/mayo-agosto, 2008, 323-428, ISSN: 0470-3790 que sabe y conoce que no puede observar espiritualmente la regla, debe y puede recurrir a su ministro. Y el ministro ha de acogerlo con caridad y benignidad, y ha de expresar tanta familiaridad con este hermano, que el hermano en dificultad pueda tratar con el ministro como el señor con el siervo, pues así lo lee Francisco en el Evangelio (cf. Mt 20, 26-28 ) y así debe ser. Tejer las relaciones entre los hermanos para que sean verdade- ramente fraternas es un arte. Este arte no es obra de Francisco, sino del Espíritu del Señor. Y el santo lo sabe y por eso invita con tono imperativo, que es eso lo que, desde la profundidad de cada uno, allí donde habitan la soberbia, la vanagloria, la envidia, la avaricia, el placer de aprender letras (que son todas deformaciones de la autoestima); desde ese fondo de las necesidades no satisfechas (pre- ocupación y afán de este mundo); desde ese fondo de infravalora- ción personal donde habitan la difamación y murmuración sobre los otros; desde esa profundidad donde sabemos quienes somos en verdad, desde ese lugar que es la morada de los deseos, es que Francisco invita, casi suplica: attendant quod super omnia deside- rare debent: habere spiritum Domini et sanctam eius operationem . Porque sólo la presencia del Espíritu podrá crear el verdadero tejido de la fraternidad. Una fraternidad donde los hermanos, habiendo tocado fondo en sí mismos, se vean impulsados por la santa operación del Espí- ritu a orar continuamente y con puro corazón; a tener humildad y paciencia en la persecución y en la enfermedad; y finalmente amar a los que los persigan, reprendan y acusen. Es en torno al eje de un deseo profundo, que se crea la frater- nidad. No un deseo que tenga su base en un voluntarismo ascético, sino el deseo de lo único que debemos anhelar: tener el Espíritu del Señor. Ya se encargará él de la santa operación entre los hermanos. He aquí el arte de vivir en fraternidad. ii. En las Admoniciones ( Adm ) Son muchas y riquísimas las relecturas que se han hecho de las Adm hasta el presente. Publicaciones de tipo más científico, otras de carácter espiritual, otras de contenido científico-teológico-espiritual.

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