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CARLOS NOVOA 372 NAT. GRACIA LV 2/mayo-agosto, 2008, 323-428, ISSN: 0470-3790 hacer de él lo que quieran, en cuanto les sea dado de lo alto por el Señor” A modo de confirmación de todo lo dicho hasta ahora, Fran- cisco presenta, en un lenguaje profundamente espiritual y bella- mente poético, a la obediencia como hermana de la caridad a la que designa como “Domina sancta caritas” . La caridad entonces tiene la función de “regir” (enseñorearse de) a su hermana la santa obediencia. La obediencia en el ámbito de su relación fraterna con la cari- dad, tiene la capacidad de confundir la voluntad (quereres) carnal y corporal y así mantener bajo sujeción el cuerpo de modo tal que pueda obedecer al espíritu y al hermano. Pero no solamente, sino que dilata la obediencia y sujeción a todas las criaturas creadas por Dios, para que ellas puedan disponer del hermano según Dios les conceda hacerlo 70 . La obediencia, a nivel horizontal (hermanos y demás criaturas), es signo y tematiza la obediencia a nivel vertical (a Dios). Son éstas las dos coordenadas sobre las que se juega la vida del hermano menor. Vida en la que la obediencia se transforma en alabanza. b. Fraternidad El término frater y sus variantes nominales recorren, práctica- mente, todos los escritos de san Francisco. De hecho su frecuencia supera las 250 apariciones. En la misma línea, pero mucho más modestamente, la palabra fraternitas sólo aparece 10 veces 71 . 70 Comenta Lavilla Martín: “La sujeción absoluta predicada por Francisco, como desarrollo de la virtud de la obediencia, supone un rasgo original de él res- pecto a la tradición monástica, aun cuando ésta privilegiaba la obediencia. No obs- tante, el radicalismo de Francisco respecto a la sumisión se encuentra enraizado ple- namente en la fe y en la tradición cristianas (al menos apostólica); y sólo desde éstas se puede entender que su propuesta no sea bella poesía, ni exageración, ni locura, sino respuesta de fe ante el misterio de la cruz” , véase M. A. LAVILLA MARTÍN, La sumisión a toda criatura por Dios , 496. 71 Cf. G. BOCCALI, Concordantiae verbales , 437-438.

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