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CARLOS NOVOA 366 NAT. GRACIA LV 2/mayo-agosto, 2008, 323-428, ISSN: 0470-3790 La segunda “nota musical” retoma el tema de la así llamada “desobediencia franciscana” que ya hemos comentado en su momento. La tercera “nota musical”, dirigiéndose a un nuevo actor de esta relación: “aquel a quien se debe obediencia” , confirma el contexto teológico en el cual tiene sentido dicha relación, esto es el de la minoridad y el servicio ( sit sicut minor et aliorum fratrum servus ). En la Carta a toda la Orden ( EpOrd ) En torno al tema central de la Eucaristía, Francisco desarrolla todo el contenido de esta carta, cuyo lenguaje elegante y de un latín escogido hace pensar en la mano del hábil secretario que la copió al dictado del santo 65 . EpOrd 5-10 “Oíd, señores hijos y hermanos míos, y escuchad mis palabras. Inclinad el oído de vuestro corazón y obedeced a la voz del Hijo de Dios. Guardad sus mandamientos en vuestro corazón y cum- plid sus consejos perfectamente. Alabadlo porque es bueno y ensalza- dlo con vuestras obras; pues por esto os envió al mundo entero, para que de palabra y con las obras deis testimonio de su voz y hagáis saber a todos que no hay omnipotente sino él. Perseveren en la disciplina y en la santa obediencia, y cumplan lo que prometieron con propósito bueno y firme. Como a hijos se nos brinda el Señor Dios”. Con una claridad teológica llana y con rasgos simples, no ausente el fervor, Francisco presenta en estas breves líneas, después del inicio y los saludos de rigor a los destinatarios de esta carta, el contexto en el cual ha de ser entendida la obediencia. Aparecen así los términos auditivos que nos remiten al origen filológico de obediencia: audite (5a) , auribus percipite (5b) , incli- nate aurem cordis (6). Luego, de estas tres invitaciones “sonoras”, se desprende lógicamente que lo que resta es obedecer la voz (escucharla con el oído del corazón) del Hijo de Dios. Y continúa desarrollando las actitudes que siguen a esta particular escucha-obe- diencia: guardar los mandamientos (7), cumplir los consejos perfec- tamente (7), alabar y ensalzar al único bueno (8). 65 Cf. J. A. GUERRA, San Francisco de Asís. Escritos , 79.

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