NG200802001
CARLOS NOVOA 364 NAT. GRACIA LV 2/mayo-agosto, 2008, 323-428, ISSN: 0470-3790 hombre en prisión, hasta que lo presenten ante el señor de Ostia, que es el señor, protector y corrector de toda la Fraternidad” . Con una intensidad incontestable, la obediencia aparece como garantía de la red de relaciones fraternas y no como imposición autoritaria de unas normas extrínsecas o simplemente moralizantes. Detrás de la aparente severidad ( hominem in vinculis ) 63 de Fran- cisco, despunta el corazón materno de quien no está dispuesto a que ningún hijo le sea arrebatado ( de manibus suis/in manibus sui ministri) . Por eso la insistencia de mandar por obediencia, de man- dar firmemente, de obligar, porque la Fraternidad de la cual el señor de Ostia (cardenal Hugolino) es gobernador, protector y corrector, ha de ser salvada a toda costa. Francisco, en estas recomendaciones, deja ver su herido corazón materno frente a la defección de los hermanos y procura restablecer el tejido profundo hecho de lazos fraternos que sólo una madre puede recomponer. No tiene más fuerzas, se acaba su tiempo, en vísperas de su muerte, reclama que lo que no puede ya hacer la “madre de la fraternidad”, esto es, custodiar-cuidar ( cus- tos/custodire/custodiant ) lo haga cada hermano por su hermano ( omnes fratres/tales fratres ) hasta llegar a la intervención del carde- nal “protector” de todos los hermanos ( totius fraternitatis ). iv. En la Regla para los Eremitorios ( REr ) REr 8 “Los hermanos que son madres esfuércense por permanecer lejos de toda persona, y, por obediencia a su ministro, guarden a sus hijos de toda persona, para que nadie pueda hablar con ellos”. Es suficientemente conocida esta pequeña reglita para los her- manos que “quieran vivir la vida religiosa en eremitorios” . Toda ella 63 La expresión, utilizada dos veces (vs. 32 y 33) por Francisco, puede tra- ducirse clásicamente como “hombre en prisión”; sin embargo, podría completarse tal traducción (habida cuenta del contexto) con “hombre ligado, vinculado, atado” a unas relaciones entre hermanos que nacidas del Evangelio no pueden romperse, desvincularse, desligarse, desatarse. Como si la fraternidad fundada en la vida del santo Evangelio, pudiera ser entendida, de alguna manera, “ad modum sacramen- tum” .
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