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EPISTOLA AD MINISTRUM NAT. GRACIA LV 2/mayo-agosto, 2008, 323-428, ISSN: 0470-3790 339 que nos permita desentrañar el mensaje, del cual se hace portadora esta carta de san Francisco. Esta lectura consistirá en tres pasos, que sucesivamente se irán autoimplicando, para poder lograr, junto a un análisis detallado, una globalidad de conceptos, evitando, así, una fragmentación artificiosa del texto. De este modo, mantendremos la unidad literaria propia de la epístola. Estos tres pasos o niveles de lectura serán los siguientes: 1) La estructuración de la carta, relevando los grandes temas emergentes que la conforman; 2) El contenido, siguiendo el razonamiento del autor a partir de las palabras clave de la carta; y 3) El relevamiento comparativo de las semejanzas con otros escritos de Francisco que completan e ilustran el contenido temático. 1. L A ESTRUCTURA DE LA CARTA A. A partir de la conjunción “et” El uso repetido de la conjunción coordinadora “et” 41 con la que Francisco inicia cada proposición, podría darnos la clave de una pri- mera, por cierto simple, estructuración. Ya lo destacaba Auerbach en su estudio sobre el realismo en la literatura occidental, cuando refiriéndose a la EpMin constataba que la construcción de las proposiciones se mostraba fatigosa y sin una repartición calculada del conjunto 42 . 41 Estilo muy propio de san Francisco que vuelve a aparecer especialmente en el Testamento, la Carta a los Regidores y la Carta a los Custodios (1ª redacción); con variaciones entre los capítulos se verifica también en la Rnb ; en la Carta a todos los Fieles (2ª redacción) sobre todo entre los parágrafos 48-50 y 72-85, ver G. POZZI, Lo stile di san Francesco , en Italia medioevale e umanistica , 41 (2000), p. 18-19. 42 El autor agrega: “Ma colui che scrisse queste righe frettolose, è eviden- temente talmente preso del suo argomento, e il bisogno di comunicare e di essere compreso è talmente grande, che la paratassi diventa un’arma di loquacità; simili a potenti onde marine le proposizioni cominciati per “et” partono dal cuore del santo per infrangersi contro il cuore di colui al quale sono destinate”. Cf. E. AUERBACH, Mimesis. Il realismo nella letteratura occidentale , Torino 1956, 182.

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