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CARLOS NOVOA 422 NAT. GRACIA LV 2/mayo-agosto, 2008, 323-428, ISSN: 0470-3790 ofuscada, reclama ser purificada a la luz del Espíritu Santo: “sed attendant quod super omnia desiderare debent habere Spiritum Domini et sanctam eius operationem” ( Rb 10, 8). No hay fisuras en el pensamiento de Francisco. Él sabe que si los hermanos, por encima de cualquier otra cosa, anhelan tener el Espíritu del Señor y su santa operación, sólo entonces, cualquier otra cosa que acontezca podrán tenerla por gracia. Porque aque- llos que tienen la mayor Gracia deseable, el Espíritu Santo, todo lo demás lo tienen por gracia. El tercer momento, el de la VOLUNTAD y LIBERTAD de ELEC- CIÓN, se vincula directamente con el objetivo del discernimiento. Y podríamos esquematizarlo de la siguiente manera: Voluntad y Libertad (EpMin 3.5-7) Elección del Objetivo ( EpMin 4) Y quiérelo así y no otra cosa Y ama a los que esto te hacen Y no quieras de ellos otra cosa sino (quiere) lo que el Señor te dé Y ámalos precisamente en esto Y no quieras que sean mejores cristianos Y esto sea para ti verdadera obediencia al Señor Dios y a mí pues sé firmemente que ésta es verdadera obe- diencia La voluntad y la libertad del ministro, secundando la invitación de Francisco, se juegan en la dinámica combinada entre el que- rer ( velis ) y el amar ( dilige ). Toda esta fuerza interior se pone en movimiento hacia el objetivo ( “et hoc sit tibi per veram obedientiam Domini Dei et meam” : EpMin 4) que en la verdadera obediencia está llamado a re-descubrir la identidad del hermano menor y su identificación con el Hijo de Dios, llevando esta opción al culmen del amor. Es por esta centralidad que Francisco se expresa “quia firmiter scio” ( EpMin 4), pues quien está acompañando a otro en el discernimiento ha de tener claro el objetivo y proponerlo con firmeza. La conclusión de esta parte del proceso es una verdadera sor- presa: “Et istud sit tibi plus quam eremitorium” ( EpMin 8). Aquí se esconde el núcleo del problema. Ateniéndonos al pensamiento }