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MANUEL GONZÁLEZ GARCÍA 268 NAT. GRACIA LV 1/enero-abril, 2008, 261-286, ISSN: 0470-3790 E. Nicol no se encierra en esta conclusión pesimista, sino que prosigue en la búsqueda de una fundamentación de la metafísica y en concreto de la metafísica de la expresión. La nueva propuesta de E. Nicol se basa en los siguientes puntos: a) La recuperación de que el ser es una posesión irrenunciable o que el ser no se puede poner en entredicho. La filosofía ha venido arrastrando desde los griegos, en con- creto desde Platón y Aristóteles, la distinción entre el objeto del conocimiento común y el de la ciencia 32 . Pues bien. Es preciso afirmar que “ no hay más que una rea- lidad ” 33 , que puede ser mirada de manera diferente: – Desde el conocimiento precientífico: como mirada super- ficial, mera apariencia, conocimiento preteórico, mirada descuidada o inadvertida, mera apariencia, a primera vista, pero siendo ya una identificación apodíctica. Se nos ofrece la seguridad de que el ser “es”. – Desde el conocimiento científico: mirar más despierto, visión, verdad como estado de alerta, teoría, segunda vista detenida y metódica. Trata de “cómo es” el ser. La conclusión es clara: “ La ontología se basa en un conoci- miento que es preontológico y precientífico, pero auténtica- mente metafísico ” 34 . ble y porque es sólo intuible en la percepción. No encontraría sitio en la categoría suprema de la sustancia ni en las formas categoriales espacio-temporales aristoté- licas de tiempo y lugar. Y, finalmente, la expresión, por ser individual, no podría determinar ni “constitutiva ni ontológicamente” al sujeto de la expresión. 32 “ Habría dos realidades, que corresponderían a los dos modos del conoci- miento: la una sería visible, la otra invisible; la una sería menos real, precisamente porque es más patente, mientras que la otra sería… la substancia misma, y sólo podría conocerse mediante el pensamiento racional ” ( Ib ., 181). 33 Ib ., 181. 34 Ib . En esta misma página repite una y otra vez que la realidad es siempre la misma la miremos como la miremos: “ El ser de que trata la ciencia metafísica es este mismo ser que nos rodea y con el cual nos las habemos en todas las situaciones cotidianas de la vida… El ser de que la ontología va a ocuparse es este mismo ser ya conocido, ya captado y hecho manifiesto en el conocimiento preteórico… No hay otro ser, y la única diferencia consistirá en que la mirada habitual que nos revela el ser no nos descubre cuanto de él podemos saber ”.
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