NG200801006

PABLO GARCÍA CASTILLO 234 NAT. GRACIA LV 1/enero-abril, 2008, 229-259, ISSN: 0470-3790 de filosofar, que no acepta sin crítica ninguna doctrina, ni se somete a la autoridad de ningún autor, ni siquiera a la de Aristóteles, pues busca siempre el rigor y la coherencia argumentativa como método para fundamentar sus propias posiciones doctrinales. Por ello, cabe decir que, en esta cuestión, Aristóteles aparece como la fuente y la autoridad fundamental, a cuyo lado se halla San Agustín, como modelo del platonismo cristiano, que Escoto siempre siguió a cierta distancia, a los que se suma Averroes, cuyos comentarios a la Física y a la Metafísica aristotélicas iluminan algunos pasos concretos de la exposición del maestro franciscano. Estas fuentes de la cuestión que comentamos permiten adivi- nar uno de los rasgos definitivos de la gnoseología escotista, que representa una vía intermedia entre el empirismo aristotélico y el interiorismo agustiniano. Como ha establecido con perfecta claridad el profesor Pérez-Estévez 7 , en la segunda mitad del siglo XIII, se presentaban dos corrientes de pensamiento contrapuestas: el aristo- telismo y el agustinismo. El primero iniciaba su camino intelectual en la experiencia y en el mundo para llegar al hombre y a Dios, es decir, que partía de la ontología hasta alcanzar la epistemología. El agustinismo platónico partía del hombre, de su experiencia interior, para alcanzar a Dios y al universo, recorriendo así el camino inverso, es decir, partía de la epistemología para llegar a la ontología. Pues bien, Escoto abre un camino intermedio, pues si el aristotelismo tomista consideraba la esencia de las cosas materiales como objeto propio del entendimiento humano y el agustinismo, con Enrique de Gante al frente, entendía que Dios era ese objeto adecuado al inte- lecto del hombre, Escoto afirma que el ente en tanto que ente es el objeto propio y adecuado del entendimiento humano. Esta determinación del objeto propio del entendimiento se halla rigurosamente deducida en la argumentación escotista. El objeto propio ha de reunir, según el maestro franciscano, dos pro- piedades esenciales: la de hacer cognoscibles a todas las demás 7 Véanse las primeras páginas de uno de sus últimos estudios sobre el doctor franciscano en A. PÉREZ-ESTÉVEZ, Juan Duns Escoto: conceptos y doctrinas funda- mentales de su filosofía , en Ágora 23, 2 (2004) 113-147.

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