NG200801006
PABLO GARCÍA CASTILLO 252 NAT. GRACIA LV 1/enero-abril, 2008, 229-259, ISSN: 0470-3790 producen en las cosas sensibles y en la parte sensitiva del alma y no en otra cosa, salvo por accidente” 37 . Bien se entienda el acto de conocer como una operación in fieri , bien como un acto terminado, Escoto, siguiendo fielmente a Aristóteles, considera que es una actividad espiritual, que produce una perfección al agente y, por consiguiente, ha de ser incluido en el género de la cualidad. Pero el maestro franciscano reconoce que contra esta opinión pueden presentarse cuatro objeciones y dos razones, lo que viene a significar que son, en realidad, seis las objeciones posibles, todas ellas basadas en algunos pasajes de Aristóteles, por lo que han de ser estudiadas con cuidado. La primera objeción nace de unas palabras de la Metafísica , en las que parece afirmarse que la intelección, como la visión, perte- nece al género de la acción. Dice así Escoto: “A lo dicho se oponen al parecer las palabras del Filósofo en la Metafísica: ‘En aquellas que no tienen otra obra sino sólo el acto, la acción existe en el agente mismo, como la visión en el que ve y la especulación en el que especula’ 38 . Su intención es distinguir entre la acción transeúnte y la acción inma- nente, por ello lo ejemplifica con la visión y la especulación, que son operaciones. Luego, según él, la operación es acción” 39 . Para rebatir esta objeción, Escoto alude a la división de la acción en transeúnte e inmanente. En realidad, en la primera hay un término del que se halla en dependencia la acción, pues a él se dirige la operación, aunque el objeto preexiste a la acción del agente y no recibe el ser de éste. Ciertamente en este tipo de opera- ción puede entenderse como perteneciente al género de la acción, pues hay, como leímos en otro pasaje aristotélico, una verdadera transmutación del objeto por el agente, pero no puede decirse lo mismo de la acción inmanente. En ésta hay también una constante dependencia de la operación respecto a su causa, pero no hay nada 37 ARISTÓTELES, Física VII, 3, 247 b – 248 a. 38 ARISTÓTELES, Metafísica IX, 8, 1050 a – 1050 b. 39 Quaest. Quodlibet. XIII, 75.
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