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EL CONCEPTO UNÍVOCO DEL SER , PASO DE ESCOTO A LA POSIBILIDAD… NAT. GRACIA LV 1/enero-abril, 2008, 193-227, ISSN: 0470-3790 213 Por consiguiente, o no se da un primer objeto o hay que encontrar ‘un objeto primero adecuado’ en virtud de una comu- nidad dentro del mismo. Suponiendo que el ‘ens’ fuera equívoco respecto de las criaturas y del Increado, respecto de la sustancia y de los accidentes, desde el momento en que todas estas cosas nos son inteligibles, no habría lugar para un objeto primero de nuestro entendimiento ni por virtualidad ni por comunidad. Pero volviendo a la propuesta de la primera cuestión de esta distinción sobre la univocidad del ser, se puede salvar de algún modo la realidad de que se dé algo que sea objeto primero de nuestro entendimiento 32 , sin que Dios o la sustancia –como objeto– tengan la exclusiva en la conformación radical de nuestra capacidad de conocer. 8. Limitación de la univocidad ‘in quid’. Para entender esto, dice Escoto, declararé primero de qué naturaleza es la univocación del ente y respecto de qué cosas es unívoco, y, en segundo lugar, la tesis propuesta. Respecto del primer punto, digo que el ente no es unívoco en cuanto predicado quiditativamente de todos los inteligi- bles de por sí, ya que no lo es respecto de las diferencias últimas ni de las pasiones propias del ente. «Diferencia última» se la llama por- que no tiene diferencia ulterior, ya que no se resuelve en concepto quiditativo y cualitativo, determinable y determinante, sino que su concepto es tan sólo cualitativo, como el último género tiene un concepto tan sólo quiditativo 33 . 32 «Per easdem rationes probatur quod non posset poni primum obiectum intel- lectus nostri substantia propter attributionem omnium accidentium ad substantiam, quia accidentia habent propriam virtutem motivam intellectus. Ergo substantia non movet ad se et ad omnia alia. Vel ergo nullum ponetur primum, vel oportet quaerere ‘primum adaequatum’ propter communitatem in ipso. Quod si ens ponatur aequivo- cum creato et increato, substantiae et accidenti, cum omnia ista sint per se intelligibilia a nobis, nullum videtur posse poni primum obiectum intellectus nostri, nec propter virtualitatem nec propter communitatem. Sed ponendo illam positionem quam posui in prima quaestione huius distinctionis, de univocatione entis, potest aliquo modo salvari aliquod esse primum obiectum intellectus nostri». Ord. I, d. 3, p.1 q.3, n.128-129; Vat III 80s. 33 «Ad quod intelligendum, primo declaro qualis sit univocatio entis et ad quae, et secundo, ex hoc, propositum. Quoad primum dico quod ens non est univocum dic- tum in ‘quid’ de omnibus per se intelligibilibus, quia non de differentiis ultimis, nec

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