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EL CONCEPTO UNÍVOCO DEL SER , PASO DE ESCOTO A LA POSIBILIDAD… NAT. GRACIA LV 1/enero-abril, 2008, 193-227, ISSN: 0470-3790 207 encuentra en algunos maestros de su tiempo–, le parece insufi- ciente al Maestro franciscano. Dios sería ‘simpliciter diverso de la criatura’ y, al mismo tiempo, idéntico ‘secundum quid’: Dos aspec- tos del ‘ser de Dios’ incompatibles entre sí: uno absolutamente (simpliciter) diverso, pero idéntico en algún aspecto al ser de la criatura. Los dos modos de la analogía –proporcionalidad mutua (analogía de proporcionalidad) y la referencia común de uno o varios a la cualidad de otro ser (analogía de atribución)– no apor- tan ninguna luz. Todo queda en una diversidad de entes o seres con parecidos ontológicos o conceptuales, o sólo parecidos de denominación (equivocidad). Aparte de esta explicación de la insu- ficiencia, Escoto no ve la posibilidad de una ‘analogía’ entre dos realidades si no se las conoce previamente: «Si concibes el ‘ente’, como análogo a Dios y a la criatura, y teniendo dos conceptos que implican orden y analogía, es necesario que primero conozcas el concepto de Dios en sí y el de la criatura en sí. Por tanto, primero se conoce que un concepto no es el otro. Es decir, que a Dios, según algún concepto que le es propio, no lo conocemos por los conceptos de las criaturas, cuando es precisamente esto lo que se quiere probar» 22 . Por otra parte ese ‘secundum quid’ de parecido de la criatura frente a Dios sólo se considera deducido de la ‘quididad’ del mundo sensible. De modo que en esta quididad de las cosas materiales se apoyarían las vías clásicas para probar la existencia de Dios. Se le conocería a lo más como primer motor físico o causa primera efectiva y eminente sustentada por las razones esenciales del mundo sensible. En definitiva, si el ‘totalmente otro’ es ‘total- mente otra cosa’ nos encontramos con un lenguaje absolutamente en el vacío, como más abajo se verá en el juicio de Escoto sobre la 22 «Si concipias ens, ut est analogum Deo et creaturae, et habeat duos con- ceptus habentes ordinem et analogiam, oportet ut prius cognoscas conceptum Dei in se et creaturae in se; igitur prius iste novit quod iste conceptus non est ille; igitur non cognoscimus Deum secundum aliquem conceptum sibi proprium per conceptus creaturarum, quod est probandum». Rep. Paris., I, d.3 q.1 n.5; ed. Vivès, XXII, París 1894, p. 94ab.

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