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MANUEL LÁZARO PULIDO 160 NAT. GRACIA LV 1/enero-abril, 2008, 141-190, ISSN: 0470-3790 siguiente es nombrado director del Colegio de Ocaña, hasta que en 1871 ejerció deberes dentro de la Orden como procurador de la provincia de Filipinas, se trasladó a Madrid y en el convento de la Pasión, donde años más tarde acabaría sus días, reunió un grupo de jóvenes que impulsaron el neotomismo (Alejandro Pinal y Mon, Enrique Pérez Hernández, Gabino Tejado, Juan Manuel Ortí y Lara, Carlos Perier, Eduardo Hinojosa, Antonio Hernández, Francisco Fernández… 42 ), un círculo de donde nació su Filosofía elemental 43 . La experiencia de gobierno, sin duda, fue decisiva, amén de su formación intelectual, para ser promovido obispo de Málaga en 1874, sin embargo tomó posesión de la diócesis de Córdoba un año más tarde. Comienza así una carrera eclesiástica que le lleva al arzobispado de Sevilla en 1883, donde le llega su nombramiento de cardenal de la mano del papa León XIII al año siguiente. En la sede de Sevilla permaneció hasta el 4 de noviembre de 1889, salvo una breve estancia en Toledo (1885). Ya enfermo y tras renunciar a la sede hispalense se trasladó al convento de la Pasión de Madrid donde murió en 29 de noviembre de 1894. Su vida refleja tanto la dedicación al estudio como el peso y relevancia que tuvo dentro de la vida eclesiástica y civil de la época. De hecho, desde el punto de vista del reconocimiento intelectual, había recibido muchos honores en vida, tales como el collar de la Orden de Carlos III y la pertenencia a importantes sociedades y academias: Real Academia de la Lengua, de las Ciencias Morales y Políticas, de Historia, Academia Romana de Santo Tomás de Aquino, Academia de Buenas Letras de Sevilla… Esto explica la fecundidad y profundidad de su obra, lo que revela que aún estando dedicado a la actividad pastoral no abandonara nunca el estudio y la vida intelectual 44 . 42 Cf. H. M. SCHMIDINGER, “El mundo español y portugués”, en E. CORETH, W. M. NEIDL y G. PFLIGERSDORFFER (eds.), O. c. , 220-225. Mirar la bibliografía: 227-228. 43 (Madrid 1873). 44 “…el padre Zeferino se vio obligado a simultanear una vocación científica irresistible con las graves preocupaciones del oficio pastoral”. Palabras del hermano

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