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ALEJANDRO DE VILLALMONTE 100 NAT. GRACIA LV 1/enero-abril, 2008, 79-122, ISSN: 0470-3790 que Escoto cita: “ Nada hay que esté tanto en nuestro poder como la voluntad misma” 15 . Anselmo de Canterbury es una fuente importante del pensa- miento escotista en general. Es, también, un voluntarista decidido, precursor de Escoto. Escoto hace suya esta frase de Anselmo: “ La voluntad es el motor en el reino del alma y todos en él le obedecen ” 16 . La voluntad es definida como la capacidad que el alma tiene de observar la justicia por sí misma. Cumplir la justicia en Anselmo y luego en Escoto quiere decir: la voluntad es la facultad que el hom- bre tiene de amar al Sumo Bien por sí mismo, con amor de liberali- dad, generosidad, de caridad. No por amor egoísta, de conveniencia ( affectio commodi). Escoto no pudo aducir a favor de su voluntarismo otro santo doctor católico: Buenaventura de Bagnoregio , reconocido como uno de los magnos doctores de la Iglesia. Según él la ‘intención’ radical que la Escritura tiene al revelarnos la doctrina sobrenatural es inducirnos al amor de caridad: en la caridad se termina toda la intención de la Escritura. En su conocido opúsculo “Reducción de todas las ates a la teología’. Después de haber ‘reducido’ (recondu- cido) puesto todos los saberes humanos la servicio de la teología, termina por decir que la teología mismo hay que cultivarla al servi- cio de la caridad. Finalmente, el Doctor Seráfico define la teología como “conocimiento piadoso de la verdad que se cree” (veritatis ut credibilis notitia pia). Pues el teólogo cristiano, si investiga las 15 El obispo Julián de Eclana es un defensor de la voluntad como “ movimiento del alma sin coacción ninguna ”. “¿Por qué buscar causas superiores que la defini- ción de voluntad excluye” (Contra Jul op. imperf . V,42; PL 45, 1478). Esta definición de la voluntad libre se repite como base de la discusión. Agustín está de acuerdo con este concepto de voluntad libre. Hasta que hace intervenir su desafortunada teoría del pecado original. Pero como se dice en el texto, hasta el final de sus días, mantuvo un decidido voluntarismo, predecesor del de Escoto: La voluntad es la única, perfecta dominadora de sus actos: “Nihil tam in potestate quam ipsa voluntas” (Retract. I,22. c.3;PL 32,c6,20). 16 ANSELMO, De conceptu virignali, c.4 y 8. Escoto cita este texto Rep. Par . IV, d.49, q.2 (Ed. Vives 24, 623a). Expresa la superioridad de la voluntad en esta frase: “un orden perverso sería querer amar para entender” ( Cur Deus Homo II, cap.1).
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