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ALEJANDRO DE VILLALMONTE 96 NAT. GRACIA LV 1/enero-abril, 2008, 79-122, ISSN: 0470-3790 dad consiste en la contemplación / acción del entendimiento, pero referida a Dios, intuitivamente visto y contemplado. Es el momento y la situación en la que el hombre logra su plena felicidad. Es un ejemplo de armonización ‘Fe-Razón’. Frente a los teólogos intelectualitas, Escoto se decide por el voluntarismo a la hora de señalar el fin último, la felicidad perfecta accesible al hombre. Ésta consiste en amor y gozo de la esencia divina. Posible al hombre por el don de la caridad, cuya sede es la voluntad. Supuesto el análisis metafísico del espíritu humano, inteli- gencia y voluntad, antes mencionado, Escoto –ya como teólogo– se decide por el voluntarismo por tres motivos: a) por la autoridad de ‘nuestro filósofo Pablo’; b) por la autoridad de nuestros santos y doctores; c) por el razonamiento teológico. a) Nuestro filósofo Pablo . La frase, además de ser una ostensible y firme toma de posición, tal vez encierre una leve ironía sobre los teólogos intelectualistas que apoyan su opinión en una excesiva valoración de la autoridad de “el Filosofo”, Aristóteles. Filósofo por filósofo, autoridad por autoridad Escoto prefiere a Pablo antes que a Aristóteles 12 . Al mismo Pablo de Tarso no sé si le hubiese agradado que alguien le llamase “filósofo”. Aunque sí se llama a sí mismo sabio en el misterio de Cristo . Pero en este texto de Escoto el hecho de llamar ‘filósofo’ a Pablo y, por consiguiente, ‘filosofía’ a su ense- ñaza cristiana, tiene un trasfondo cultural, un largo historial que conviene recordar. Desde la era patrística, durante a Edad Media y hasta nuestros días, se ha hablado de la religión cristiana, de todo su contenido doctrinal, de su teología, como de una ‘nueva filosofía / sabiduría’: la “filosofía cristiana” que vendría a completar, sustituir, superar y completar a la filosofía / sabiduría pagana. La idea de base que puede soportar este intercambio de terminología es la convicción 12 El Filósofo dice que la sabiduría es el don más noble, “ pero contra esto arguye nuestro filósofo Pablo que dice que la caridad es lo más excelente ” (1 Cor. 13). Rep. Per. l.c. 625.

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