NG200801002
ALEJANDRO DE VILLALMONTE 90 NAT. GRACIA LV 1/enero-abril, 2008, 79-122, ISSN: 0470-3790 diferencia primera entre el hombre y los demás seres del universo en que éstos carecen de la razón y el hombre posee la ‘razón’: el hombre es “animal racional ” y los otros seres irracionales . Esto es cierto. Pero, profundizando en el análisis, encuentra Escoto que la racionalidad del hombre Aristóteles la fija, por excelencia y como exclusivamente, en el hecho de que el hombre tiene entendimiento, una facultad abierta al conocimiento toda especie de seres, a la contemplación de la Primera Inteligencia y de las Inteligencias que informan los cuerpos celestes. Pero el teólogo Duns Escoto encuen- tra que esta afirmación no es exacta: la perfecta, plena racionalidad del hombre se encuentra en la voluntad y en la actuación de esta facultad, como señora en el conjunto humano, como capaz de actos libres, capaz de amar. Tres funciones específicas de ella, intrínseca- mente unidas e interdependientes entre sí. En consecuencia y como veremos, Escoto afirma que el acto más razonable y racional que el hombre (el alma humana, el espíritu humano, como decimos noso- tros), puede realizar y realiza es amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo por Dios. Es decir, la racionalidad perfecta se encuentra en la práctica de la libertad, del amor. De la caridad, según el len- guaje de los teólogos cristianos que Escoto utiliza. Es verdad que la palabra ‘ razón-ratio-racionalidad’ en el len- guaje usual contienen una preferente referencia a la inteligencia y una consiguiente connotación intelectualista. Suponiendo la distin- ción aceptada y usual entre inteligencia y voluntad, la ‘razón’ desig- naría la facultad intelectiva, en cuanto contradistinta y, de algún modo, contrapuesta a la facultad volitiva. Otra fórmula para designar la distinción hombre y los seres no humanos sería el que hombre tiene o participa del ‘Nous’ / Inteligencia y los otros seres no partici- pan, como decían los filósofos griegos. Tengamos en cuenta que la antropología antigua, aunque hable de la doble función intelectiva y volitiva en el alma humana, pero no marcaba estas funciones como dos ‘facultades- potencias’ distintas, como se hace desde la Escolás- en su voluntad, tiene la capacidad de poner actos libres y los otros seres no tiene esa capacidad. Obran siempre por necesidad natural (per modum naturae).
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