NG200801001

ISIDORO GUZMÁN MANZANO 68 NAT. GRACIA LV 1/enero-abril, 2008, 9-77, ISSN: 0470-3790 teológico. Lo hizo, entonces, Santo Tomás con el aristotelismo, el cual influenció grandemente el mismo pensar teológico del cristiano Tomás, como se sabe. Por lo demás, mal puede ser la teología his- toria de la salvación encarnada en los hechos, si ignoramos de qué hechos se trata. Yo creo que la historia de la salvación implica la historia real del mundo y la de los hombres; y las concepciones del momento de éstos no es ajena a la comprensión del sentido de la historia de la salvación. La historia de la salvación de los hombres incluye también y profundamente sus adquisiciones científicas, aún cuando, de antemano, sepamos que son provisorias; ellas, las adqui- siciones científicas, nos pueden ayudar a pensar más profundamente, si bien teológicamente, la realidad, en concreto. Y una visión de Cristo en clave de ser el Primero, no solo no estaría contra esta visión actual del mundo, sino que la haría comprender mejor que la com- prensión infralapsaria de Cristo. Ya hemos hecho mención de la alter- nativa del monogenismo y del poligenismo, de la posibilidad de que haya otros entes inteligentes y volentes en otros planetas y de cómo ello cree problemas al pensamiento de la venida de Cristo bajo régi- men infralapsario y de cómo no los cree ni son problemas para una visión de Cristo como el Primero. Es verdad, estos son dos problemas pertenecientes al intra mundo factual. Pero, ahora, nos preguntamos, primero, sobre si son posibles otros mundos u otros ‘cosmos’ u otras organizaciones de mundo, totalmente diversas del mundo en el que vivimos, ya desde el principio. Y, segundo, sobre qué del principio Crístico en esos otros mundos posibles si ellos se realizaran. Ni se diga que la implicación del ‘si... entonces...’ indica una implicación necesaria, al parecer insoportable, en virtud de la cual la venida de Cristo acontecería, en todo caso; esto es, en todo mundo posible, el hecho de la Encarnación hubiera tenido que acontecer, pues que íntimamente implicado en el principio de Deus diligit se aliis justifique que tenga que acontecer vult diligi summe ab alio . Estamos, pues, en otro ámbito de discurso y que es el ámbito del Libre por antonomasia. Estamos, pues, en la perspectiva del Libre quien, creando, debe cumplir la ley del amor del diligit se aliis o el de crear ex maxima charitate que implique vult diligi ab alio summe.

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