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ISIDORO GUZMÁN MANZANO 14 NAT. GRACIA LV 1/enero-abril, 2008, 9-77, ISSN: 0470-3790 Si la Resurrección es la plenitud y realización de las posibilida- des ínsitas en el hombre y es la Resurrección la que, desde el prin- cipio de la biografía viadora de Jesús, estaba ya operante y presente en Él, podemos decir que este Jesús Resucitado está ya operante y presente en el decurso de lo creado, ya desde su comienzo. Cuando se está conociendo y, sobre todo, cuando se está amando con amor de amistad, acontece que el todo del hombre está como agolpado y poseído por el acto actualizante en el que se está actualizando y, por consiguiente, actualizado. Si es respecto a Dios, todo el hombre está en acto actualizante del amar y del cono- cer amando y conociendo a Dios. Hay realmente un “Éx-tasis”, una posición desde sí hacia un fuera de sí en la actualización y que es, por lo mismo, recogimiento y recuperación de sí, cabe el ser inme- diatamente y presentemente conocido y amado. El acto que se está actualizando remeda así el acto quedo del acto creador del ‘secundo, (Deus) diligit se aliis que se continúa y, a la vez, se recupera en el vult diligi ab alio summe’ . Amarse en los otros o darse amando a los demás exige, en lógica original del amor, amarse en el otro dándose a él y la respuesta del amor que, Escoto con otros Escolásticos, llamaba ‘redamatio’ : dar respuesta de amor sobre la base del amor recibido. Respecto a la teología en general y respecto al modo de obrar de Dios (si es que lo uno y lo otro no es lo mismo), lo anteriormente dicho debería significar que es la Presencia de Dios la que crea las condiciones de la realidad entera del estado de superamistad en cada caso y en el caso de su realización final como Frui . No es que Dios cree unas condiciones previas, comprendidas como gracias que dis- pongan en vistas a la preparación de la presencia divina, sino al revés: su presencia da la calificación que, ‘a posteriori’ , todo embellece. Diciéndolo con palabras de S. Juan de la Cruz: «Con sola su figura, cargadas las dejó de su hermosura» . Y podríamos añadir: ‘con sola su figura, cargadas las dejó de su hermosura, dejándolas en su hechura’ . Y lo mismo aconteció, de modo sublime y singular, en Cristo Jesús. ¿Qué puede significar todo esto? Esto debería significar, en primer lugar, que las potencias, en cuanto estructuras ‘dinámico-pasivas’ para obrar, para conocer y para amar, no necesitan de ninguna gracia dispositiva en vistas a

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