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ISIDORO GUZMÁN MANZANO 66 NAT. GRACIA LV 1/enero-abril, 2008, 9-77, ISSN: 0470-3790 que implicara la venida de Cristo como el Primero como Él lo es en éste, en todo caso? La pregunta parece sin sentido. Y, sin embargo, lo tiene. Y lo tiene precisamente y sólo si Dios es El Libre que, si crea, creará siempre ex maxima charitate , esto es, implicando el principio del (Deus) diligit se aliis y del (Deus) vult diligi ab alio summe, como lo ha probado Escoto a partir del hecho de que Cristo se ha encarnado de hecho en nuestro mundo y él ha elevado a principio metahistó- rico respecto a nuestro mundo. En la física de hoy, se nos vuelve a hablar también de otros mundos posibles 34 , paralelos o no. Es algo implicado en la com- prensión del mundo si éste, en su origen, de cualquier modo se interprete este origen, ha de ser fruto del juego indeterminista de las leyes físicas fundamentales 35 . Ese juego indeterminista de las leyes físicas hace posible inmediatamente la posibilidad de otros juegos o de otros mundos. Nuestro mundo en el sentido de la ciencia microfísica le podría- mos describir y expresar del modo siguiente: Cualquiera que sea la opinión sobre la validez del principio antrópico propuesto y propugnado por científicos de hoy, lo cierto es que, para los autores que le conceden validez, este ‘principio antrópico’ nos dice y estipula que, dentro de un mundo dominado por el ‘azar’, todo parece acontecer como si, desde el comienzo, la naturaleza entera tendiera finalísticamente (en el sentido actual del término y que recibe una interpretación otra y distinta del de la filo- sofía platónico-aristotélica) a la producción del ‘hombre’. Cualquiera 34 Una información primera sobre el sentido de esto, puede recavarse de P. DAVIES, Otros mundos (Barcelona 1983). Un teólogo, muy moderno según su propia apreciación, cuando me oyó hablar de esto, se echó a reír y descalificó el discurso como algo meramente imaginativo. 35 Para una comprensión inicial de cómo se comprende hoy el origen de nuestro mundo, cfr., entre otros, S. W. HAWKING, Historia del Tiempo (Barcelona 1981) 66 s.