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ISIDORO GUZMÁN MANZANO 60 NAT. GRACIA LV 1/enero-abril, 2008, 9-77, ISSN: 0470-3790 2. O TROS MUNDOS POSIBLES Y LA E NCARNACIÓN Hasta aquí, el pensamiento de Escoto se ha movido dentro de ‘este mundo’, el que existe fácticamente. Y es en este marco en el que la afirmación de la hipótesis de que, si no hubieran existido otros entes, esto no obstante, Cristo se hubiera encarnado, puede ser considerada como una hipérbole. Pero una tal afirmación podría ser no hiperbólica, sino lectura en profundidad de esto: que la Encarna- ción o venida de Cristo hubiera acontecido necesariamente en todo otro mundo posible, si éste hubiera de ser realizado o creado. En este caso, la afirmación de la Primacía de Cristo sería un hecho ‘uni- versal’ y ‘absoluto’: en todo caso y en todo mundo, si Dios crea ex maxima charitate, su crear estaría regido, interna e intrínsecamente por el diligit se aliis que implica el vult diligi ab alio in summo. Lo cual implicaría la Encarnación en todo caso, con respecto a nuestro mundo por dicho y de hecho, y en todo otro mundo posible, si éste hubiera de ser realizado. Se trata de la implicación necesaria entre dos hechos contingentes pensados en abstracto y teóricamente, esto es, dentro del reino de la mera posibilidad: que Dios quiera crear ad extra , implica el hecho contingente de la ‘encarnación’ de Dios (del Verbo). Dicho más escuetamente: si Dios quiere crear en absoluto, implica necesariamente que tenga que acontecer un algo así como la Encarnación. Una creación sin Cristo sería y es imposible. Y este será nuestro empeño: mostrar que, en todo mundo posi- ble, como condición de su posibilidad y de su realización, si ha de realizarse, se encuentra que Cristo tenga que encarnarse o acontecer el ‘otro’ como el Primero. En la parte primera sobre el Primado de Cristo 26 , hemos abo- gado por la necesidad de la creación del ‘principio antrópico’ o de la creación de entes cognoscentes y volentes como condición de creación, ya que un mundo, sin tales entes, no tendría sentido con respecto a Dios. Lo cual era tanto como conceder que, si Dios se 26 Cf. el primer capítulo que recoge modificado lo dicho en mi estudio: “El primado absoluto de Cristo. Fundamentos y valoración de la posición de Escoto” , en Carthaginensia 16 (2000) 330 ss.

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