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ISIDORO GUZMÁN MANZANO 44 NAT. GRACIA LV 1/enero-abril, 2008, 9-77, ISSN: 0470-3790 repugna poderse realizar con Dios. Pero, la realización de la criatura espiritual encontrará en su realizarse con Dios su plenitud, si éste quiere dársele. Se habla así de dos tipos de fines como si fueran el mismo. Y, no: la lógica de uno es distinta de la lógica del otro y no se dice lo mismo cuando se habla de ellos confusamente. Si se hace así, se comete una figura de dicción. Esto no obstante, pero de hecho, nadie encontrará salvación, sino en Cristo Jesús, según Escoto. Que, de hecho y fácticamente, Cristo sea el ‘Medium’ en la especulación escotista y que lo sea de manera más radical que en la teoría oponente, no implica ningún dinamismo interno creatural que nos impulse hacia el Cristo Salva- dor o, más generalmente, hacia Dios. Si este finalismo naturalístico fuera verdadero, no se comprende cómo los hombres, la mayoría, fuera de grupos aislados y minoritarios, viven al margen de lo reli- gioso. Esto no obstante, sigue siendo verdad lo que nos dice Escoto, a saber, que todo ente finito es, en perspectiva de metafísica tras- cendental, un ‘ad finem’ , por una parte. Y por otra, toda criatura, en cuanto tal, es ‘potencia obediencial’. Y, por fin, es verdad que nadie se salvará al margen del proyecto originario de salvación en y por Jesucristo. Por decir todo lo que estamos intentando decir lo podríamos expresar por comparación a lo que nos dice la ciencia actual sobre la inclusión de la física clásica newtoniana en la física cuántica, a saber, que ésta supera a aquélla y la recupera en su verdad. Pode- mos, pues, afirmar que el concepto de salvación que Escoto maneja recupera el sentido de redención manejado por los reduccionistas o por el concepto de salvación comprendido como salvación de pecado cometido. Podríamos decir, entonces, que la teoría del Pri- mado de Cristo no evacua la comprensión infralapsaria de Cristo, sino que la incluye en un concepto y comprensión más rico de inteligibilidad teológica en el caso y que da cuenta perfectamente, también de la redención formalmente de pecado. En resumen, podríamos expresar la sentencia de Escoto en la siguiente fórmula: ‘de potentia Dei ordinata’ , todos los entes espiri- tuales que hay o pueda haber en este mundo, hayan o no pecado, reciben de Cristo la salvación. El proyecto originario de Dios al

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