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EL PRIMADO ABSOLUTO DE CRISTO EN ESCOTO… NAT. GRACIA LV 1/enero-abril, 2008, 9-77, ISSN: 0470-3790 43 interés lo implicado en el theologoumenom del pecado original, a no ser que se le interprete en el sentido de que toda criatura, tam- bién la inocente, tiene necesidad de salvación y tiene que ser redi- mida en y por Cristo Jesús, puesto que Él es el Primero. En mentalidad escotista, como sabemos, no hay ninguna ‘ten- dencia’ inscrita en la criatura que le impulse apuntando hacia Dios y, menos, a Cristo. Por consiguiente, Escoto no podría interpretar la Encarnación como la ratio finaliter movens de todas las criaturas, como lo hace, al parecer S. Buenaventura según su intérprete A. Gerken 19 . Una interpretación que, a mi modo de ver, estaría contra su comprensión del Cristo como Restaurador. Por el contrario, una creación fundada en principio libertad no necesita de ese ‘finalismo tendencial y natural’. Basta con que la realidad esté ‘ordenada’ en libertad. Escoto hace una crítica asaz pertinente a Sto. Tomás haciendo ver que, por razón de ser Dios la Causa eficiente de todo, no por eso las criaturas, el hombre en concreto, tienen que tender ellas a Él. Menos aún a la Encarnación. Si Dios es, en todo caso y absolutamente, el Fin y toda criatura está con respecto a Él ‘ut ad finem’, ello es debido a la estructura de la creaturidad y no debido a tendencia positiva alguna hacia Él. Cuando se habla de Dios como ‘fin’, se comete normalmente un fallo argumentativo en el modo de falacia de dicción. Se confunde Dios como causa final de todo y como correlato de la estructura creacional como referida trascen- dentalmente ‘a tergo’ a Dios con el fin al que está llamada la criatura como su perfección última intrínseca que se cumplirá, de hecho y gratuitamente, con Dios. Toda criatura, por su propia constitución está trascendentalmente referida a Dios y, en este sentido, Dios es Fin último necesario de toda criatura. Pero no está claro, antes bien, es discutible, que toda criatura esté constituida por una tendencia natural a realizarse con Dios como con quien ha de conseguir la finalidad suya última. Y esto es válido también de la criatura espi- ritual que por su apertura trascendental está capacitada o no le 19 Com. Sent.III, dist. 32, q. 5, (vol. 3 de la ed. de Quaracchi) 705 s. Cf. A. GERKEN, Theologie des Wortes (Düsseldorf 1963) 218.

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