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EL PRIMADO ABSOLUTO DE CRISTO EN ESCOTO… NAT. GRACIA LV 1/enero-abril, 2008, 9-77, ISSN: 0470-3790 33 Y esto es lo que concede a Cristo, en otro orden de cosas, ser el principio hermeneútico fundamental, tanto de la realidad como de la teología. Es un principio hemenéutico unitario. Por decirlo de otra manera: si, secundo, (Deus) diligit se aliis y tertio, vult diligi ab illo que potest eum summe diligere, esto es, Cristo, o si, secundo, vult alios habere condiligentes, et hoc est velle alios habere amorem suum in se que expresa lo mismo que el pri- mero, entonces, el orden del amor o caridad –orden de caridad con- cretizado en Cristo Encarnado– no sólo tiene en sí mismo el motivo del hacer y obrar de Dios, sino que tiene en si mismo el fundamento absoluto de su comprensión e interpretación. sin tener que recurrir a otros motivos y a otros fundamentos. Y, por lo que aún diremos, menos que a ningún otro, por recurso al pecado. De momento quedémonos con lo afirmado: En perspectiva teo- lógica y solo en esta perspectiva, siendo Cristo el Primero en todo, Él es el principio hermenéutico no solo de la realidad que ha de ser salvada, la Iglesia, sino que es principio hermenéutico de la realidad sin más. Y él debería ser (para Escoto lo es) el principio hermenéu- tico por excelencia de la teología Cristiana. Repitámoslo otra vez: Sin Cristo, no hay salvación. Incluso el inocente, si ha de ser salvado, se salvará por y en Cristo Jesús. Si esto es así, ello tiene sus repercusiones importantes. Mentemos algunas. 3. C RISTO , LA SALVACIÓN FILOSÓFICA Y LA DE LAS DEMÁS RELIGIONES Lo anteriormente dicho nos abre a otro universo de discurso, a saber, el abierto por el lenguaje de la ecumene no solo entre las Iglesias Cristianas, sino, sobre todo, entre las diversas Religiones naturales, así como la salvación que toda filosofía ofrece o debe poder ofrecer. Toda filosofía quiere ser, en su hondón, búsqueda de salvación por el conocer o por la razón. Son búsquedas de salva- ción, de modo especial, las religiones de la tierra. Siendo Cristo el Primero en todo y de quien todos reciben, recibieron y recibirán gracia y filiación divina, su aceptación o

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