NG200801001

ISIDORO GUZMÁN MANZANO 22 NAT. GRACIA LV 1/enero-abril, 2008, 9-77, ISSN: 0470-3790 del Dios Amor, una palabra y manifestación portadoras del amor de Dios. Y sólo así, Jesús es respuesta de amor. Dios, en efecto ‘tertio´, vult diligi ab alio summe , que es Cristo. La estructura del amor es, pues, primero un diligit se aliis; pero es un diligit se aliis manifes- tado y hecho carne, palabra o como quiera decirse, esto es, Jesús. Él es la concentración manifestativa del amor de Dios y Él es su Don. Y, después, Él es la respuesta suma, el realizador del vult diligi ab alio summe, como Amador supremo. La dialéctica completa del amor es la de querer al otro, consti- tuirle como otro y que este otro le responda. En virtud de estos tres momentos, Cristo Jesús está constituido como el Don supremo en el orden del ser constituido, en el orden del Amador y en el orden de ser el Redentor. Lo que estamos diciendo, lo repito, no tiene el sentido de ser un a priori lógico u ontológico; por el contrario, tiene el sentido agudo de ser una interpretación de un ‘a posteriori’ dado: que hay creación y que ha habido un hombre personado por el Verbo. Estos datos son, en cuanto tales, hechos contingentes y, por lo mismo, realización originaria de la Historia de la Salvación. La ‘metahistoria’ originaria y originalmente realizada es este Deus diligit se aliis y la respuesta de querer que haya un amante perfecto. El Deus diligit se aliis se completa y complementa con el tertio, vult diligi ab illo qui potest eum summe diligere. Escoto no abandona el concreto. Pero en el concreto lee el Designio originario de Dios: darse a amar y querer ser amado in summo por el ‘otro’ que le es extrínseco en absoluto, esto es, por el hombre Jesús per- sonado por la Persona divina, implica que el orden de la gracia, o el orden de Cristo es suprema realidad en este mundo. Y la concre- ción, como también su motor, es la concreción y el motor del amor o del eficaz diligere , tomado en voz activa y pasiva o, mejor, en voz activa recíproca. Hay aquí, sin duda, una lógica muy original: la lógica del amor. Cuando hablamos y decimos que, según el pensamiento de Escoto, Cristo es el primero en todo, estamos diciendo que Cristo es el primero también en el orden temporal o que Cristo es el pri- mero en el tiempo antes de todo tiempo del mundo y del tiempo

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz