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EL PRIMADO ABSOLUTO DE CRISTO EN ESCOTO… NAT. GRACIA LV 1/enero-abril, 2008, 9-77, ISSN: 0470-3790 21 Pero, una vez que sabemos por Revelación que Dios ha creado en vistas a la creación de un estado de Superamistad con lo creado y, además, sabemos por los Evangelios de la existencia del hom- bre Jesús personado y siendo el Hijo de Dios, Él es el Primero. No puede ser ocasionado. Él es ‘primero’, no en vistas ni a una res- tauración de algo, ni en vistas a una complección perfectiva de los grados de ser del mundo, como decían los teólogos de su tiempo, expresándose, estos teólogos, en esquema neoplatónico, sino el Primero en absoluto. Y, por lo tanto, sin necesidad de restaurar o completar nada que hubiera sido deteriorado, ni para ser el comple- mento de los grados de ser, si bien, de hecho y por gracia, lo sea. Dicho con otras palabras: Cristo no es momento perfectivo natural y óntico del mundo, pues que es el Primero 6 . Si miramos detenidamente los textos en los que Escoto nos habla de la predestinación del hombre Jesús al Frui supremo o a la Superamistad, veremos en ellos una lógica del amor en donde, en el segundo momento, no consiste originaria y principalmente en amor recíproco o en la respuesta, aun cuando lo implique. Por el contrario, según Escoto, lo que originaria y principalmente es Cristo es la manifestación de un amor de Dios al ‘otro’ constituyente y constituido. Y si este Otro es el hombre Jesús personado por el Verbo, debería significar todo esto que, lo primero, en el orden al amor ‘ad extra’, no es la respuesta del amor, sino un mensaje y un contenido de amor de Dios: Éste ‘secundo’ diligit se aliis. El hom- bre Jesús, en cuanto ‘Opus summum’ de Dios, es el modo supremo manifestativo de este ‘diligit se aliis ’. Jesús es, de este modo, el Don 6 Escoto admite diversidad de grados de ser entre los entes, sin duda. Lo que él niega, al menos implícitamente, es el orden según el cual los inferiores dependan de los superiores y al revés: que los superiores tengan a los inferiores como sus ‘dependientes’, en primer lugar. Por otra parte, Escoto niega que la escala de los seres o entes estén entre sí como graduados ónticamente en una escala sin ruptura y como inmediata complección de ‘superior e inferior’. Hay diversidad de entes, cada uno tiene su entidad propia individual, unos más que otros, pero no en escala bien concertada. Por el contrario, cada uno es independiente en su ser y en su autorreali- zarse, si bien cada uno tenga necesidad del otro; esto último comprendido según el principio de causalidad parcial, como sabemos.
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