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882 JOAQUÍN LUIS ORTEGA esta casa a favor de la cultura cristiana y de la fe católica. Sabemos de sobra que, aunque esté plantada en el corazón de La Habana, aquí no se gasta el tiempo en abanicos ni revoleras. Sabemos y agradecemos que este Centro y aula son una escuela para muchos en La Habana y un faro de la cultura católica en toda la isla de Cuba. Hay, por tanto, en esta entrega oficial un componente muy alto de gratitud cristiana y eclesial por el talante evangelizador con que se trabaja en San Juan de Letrán. En la línea, por cierto, que es propia de la Orden dominicana y con el horizonte evangelizador que abrieron los dominicos en Amé- rica desde los primeros tiempos de su temprana implantación en estas tierras. 3. CONCLUSIÓN Pero hora es ya de concluir este acto y, a la vez, este ciclo de conferencias del Aula “Fray Bartolomé de las Casas”. Al principio de mi intervención, me presentaba yo como men- sajero o como Rey Mago de una donación que quiere ser expresión de vida, de paz y de amistad. Ahora, al dar por cumplida mi misión, prefiero tenerme por un simple y mero sembrador. Como aquel que, en la parábola de Jesús de Nazaret, salió un buen día a sembrar sus semillas (Mt 13,1-9). La siembra de hoy, en el surco de este Centro y de esta Aula, está claro que no es mía. Es una vez más, la siembra de la palabra de Dios que augura, si se le presta oído, si se le abre el corazón, un fruto seguro y copioso. Ojalá que la tierra que vosotros le brindéis a la sementera, se abra y se esponje a las “semillas de la verdad”, que decía San Justino ya en el siglo II. Ojalá que, como ya en nuestro tiempo vuestra Dulce María Loináz intuía y anhelaba, tantas buenas semillas abran en voso- tros un camino hacia la luz a través de la lectura de los textos y de los estudios de la cultura cristiana con que se ha enriquecido vuestra biblioteca. Por lo que a mi toca, al jubilarme como Director de la BAC y al celebrar en Roma mis Bodas de Oro sacerdotales, he podido consta- tar que toda mi vida ha consistido en una larga y feliz cohabitación con los libros. Especialmente los últimos 15 años en que, como editor al frente de la BAC, he ejercido con sumo gusto el oficio de ayudar a l a v l v t t a “ e t g c 4 e a v

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