NG200701030
CUARENTA AÑOS DE POSTCONCILIO. ALGUNOS RETOS SIGNIFICATIVOS… 795 - - s e - - a y a a , - , l - a e a e s - - a , logía y de fórmulas de proveniencia diversa, una lectura correcta del pensamiento del Concilio, y sobre todo de sus orientaciones básicas, sólo será posible mediante una valoración equilibrada y completa, en cuanto posible, de los diversos elementos que entran en juego en cada texto: contexto propio, génesis y “background” del tema y/o término, valor semántico y coyuntural de determinados vocablos, finalidad y perspectiva del documento en cuestión, etc. Un riesgo fácil de interpretación, dentro de una inmensa jungla de temáticas como las conciliares, puede estar en el valor unívoco y universal que se da a ciertos términos-clave a partir de un determinado contexto. Ha habido ya, por ejemplo, algún estudioso que ha identificado catorce matices diversos de la palabra “mundo” en los textos del Concilio. Dentro de este mismo criterio, vale la pena aludir a otro riesgo frecuente en la lectura del Concilio: el riesgo de confundir o mezclar indiscriminadamente planos, sectores y destinatarios diversos. Por ejemplo, no es objetivo aplicar, siempre y en cualquier caso, al creyente laico, al religioso, al sacerdote o a la jerarquía todo lo que se dice de la Iglesia. Todos somos Iglesia, pero no todos somos toda la Iglesia, ni toda la Iglesia se hace presente y actúa en todo y para todo por medio de cada uno de nosotros. Todos los miembros de la Iglesia son hombres/mujeres y cristianos; pero esto no autoriza a traducir sin más que todo lo que se dice del hombre/mujer o del cristiano es siempre plena e igualmente aplicable a cualquier tipo existencial concreto humano o cristiano che forma parte de la Iglesia. Si la Igle- sia, en su globalidad, tiene una misión amplísima al servicio del hom- bre y del mundo, a cada uno de sus miembros corresponde un área de entrega y fidelidad, sin necesidad de interferencias invadiendo campos y profesiones cristianas indiscriminadamente. En conclusión: la lectura del Concilio debe ser global y trans- versal, a base de calas selectas, pero, al mismo tiempo –según los casos– bien diferenciada o contextualizada, sin mezclas y confusio- nes arbitrarias y sin extrapolar o forzar unilateralmente los términos. Esta clave interpretativa facilitará el respeto y la comprensión de lo que el Concilio a veces es: acervo de piezas sueltas de un mosaico o de un puzzle, que exigen una paciente integración, y de lo que el Concilio ha querido sobre todo ser: un desafío esencial de las líneas maestras de la identidad de la Iglesia y de la vida de sus miembros al servicio del Reino de Dios en el mundo.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz