NG200701030
CUARENTA AÑOS DE POSTCONCILIO. ALGUNOS RETOS SIGNIFICATIVOS… 793 - s s a , - a - l a s e - e - a a - - s , ) s , a o n , - - consideradas ciertas o dejando, deliberadamente, márgenes de discu- sión en vista de profundizaciones ulteriores. Comportaría, pues, un gran riesgo dar sin más un valor igualmente definitivo o problemático a todo lo que implican las fórmulas de los documentos conciliares. Hay tesis, incluso muy innovadoras, aprobadas sustancialmente y sin género de duda –por ejemplo, la que sostiene, en sentido afirmativo, no exclusivo, la vocación universal, en cualquier estado de vida, a la santidad en la Iglesia 6 – y hay otras, desmenuzadas en una serie de constataciones o de presupuestos que, aunque de suyo objetivos, no han llegado a encontrar una sistematización teológica última y adecuada en sí misma y/o en relación con otras doctrinas puestas al día en el mismo Concilio. El enfrentamiento inevitable entre teologías de diverso signo aconsejó más de una vez dejar incluso al descu- bierto ciertas lagunas importantes y a expresarse con formulaciones imprecisas y equívocas. Hay que reconocer, pues, sinceramente, que no todos los textos conciliares son claros, perfectos y definitivos y que no pocas veces concluyen reflejando el fruto de un compromiso táctico y prudencial, en espera de posteriores investigaciones. Todo absolutamente normal en una obra humana, tan compleja y compro- metida por la falta de tiempo y el contraste inevitable de mentalida- des. En suma, el Concilio no ha sido, ni ha pretendido ser, un elenco de problemas resueltos; ya ha sido mucho, y, desde luego, providen- cial y muy enriquecedor, la autoconciencia de los padres conciliares, que supieron reconocer y respetar, en medio de un gran bosque de aciertos positivos e iluminadores, la serie de limitaciones de su tra- bajo y por lo mismo evitaron pronunciarse, siempre y en todo, con igual o parecida certeza. Las precipitaciones no suelen ser buenas consejeras. Esta serie de circunstancias ha dado lugar (y no por culpa del Concilio) a dos importantes conclusiones, de signo contrario, que han marcado el ritmo y el tono, demasiado lentos y modestos, de los cuarenta años del posconcilio. En primer lugar, la conclusión de que el Concilio nos ha dejado en herencia, positivamente, un inmenso desafío de interpretación y de despliegue de sus premisas; y, en segundo lugar, negativamente, la conclusión de que la manera más común de traicionar las verdaderas intenciones conciliares haya sido 6 Cf. Lumen gentium (= LG), cap. V, n. 39ss.
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