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812 FRANCISCO IGLESIAS ción de la exhortación apostólica (del papa) el sínodo pide que sean estudiadas la diferencia y la relación entre la consagración bautismal y la consagración mediante la profesión de los consejos evangéli- cos, y que el estudio comprenda además un examen preciso de los elementos esenciales que constituyen la identidad, la naturaleza y la función de la vida religiosa en la Iglesia. Dicho estudio se extienda también a los diversos modos de vida en la Iglesia (los tres órdenes de personas o estados de vida), a los elementos comunes y a las peculiaridades de cada uno de ellos” 24 . ¡Luz, más luz! Casi nada. El panorama que se deduce de estas dos peticiones equivalen- tes es bien significativo y claro: Después de 22 años de posconcilio, en el caso de los laicos y de 29, en el caso de los religiosos, los padres sinodales, teniendo en cuenta una amplísima información llegada de todos los estamentos de la Iglesia, vuelven a repetir fundamentalmente el Concilio y llegan a concluir que, a pesar de todo, falta todavía en lo que se refiere a los diversos estados de vida del Pueblo de Dios una visión lúcida sobre la identidad teológica de esos dos estados: el de los cristianos llamados laicos y el de los cristianos llamados consagrados. Esos dos sínodos han confirmado sin duda alguna que el viento (del olvido?, de la ignorancia?, de la superficialidad?) se ha llevado algunos retos importantes del Con- cilio, y nos han venido a constatar sorprendentemente que nadie hiciera ni haya hecho aún, que yo sepa, la menor alusión a las tan claras y prudentes intenciones del Concilio recordadas antes: “la comisión se ha abstenido, deliberadamente (‘consulto’) de proponer la noción de laico y de religioso”. Viene espontánea una pregunta: ¿se han detenido los responsables del pueblo de Dios a hacer una serena y profundizada evaluación de los porqués de esos largos vacíos reflexivos durante el período posconciliar a propósito de temas que deliberadamente tuvo que dejar inacabados el Concilio y que, intencionadamente como tales, dejó como tarea en nuestras manos? ¿O se piensa que es preferible dejarlos aparcados, fuera del orden del día, a tiempo indefinido? Porque, a mi parecer, se trata de cuestiones importantes, incluso prioritarias, ya que se prestan a ser fuente generalizada de desencanto e inestabilidad y freno de la 24 “Proposte del sinodo sulla vita consacrata: Proposta 3”, en Enchiridion Vaticanum XIV: Documenti ufficiali della Santa Sede (1994-1995) (Bologna 1997) 851: 1574. t J t l t c l t t e “ s s t X d r c s r h K q g g r p b
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