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CUARENTA AÑOS DE POSTCONCILIO. ALGUNOS RETOS SIGNIFICATIVOS… 811 l s s a , a - e - - s l l - s , s a s a y y e e - - l ”, si magisterio (código de derecho canónico, catecismo de la iglesia cató- lica, etc…), que han seguido reconfirmando literalmente lo ya dicho, incluso en el concilio, sin entrar a fondo a sistematizarlo y mejorarlo; finalmente, para no alargarme, se ha recurrido al test específico de ciertos sínodos monográficos. Y aquí viene, a este propósito, la lección, bien elocuente, de los Sínodos: en concreto, el referente a los fieles cristianos llamados lai- cos (1-30 de octubre de 1987, con la exhortación apostólica postsino- dal “Christifideles laici”, del 30 de diciembre de 1988), y el referente a la vida consagrada (2-30 octubre 1994, con la exhortación apostólica postsinodal “Vita consecrata”, del 25 de marzo de 1996). Para com- pletar cuanto acabo de decir sobre la laguna conciliar en este punto, añado ahora dos datos bien indicativos –fundamentalmente coinci- dentes en ambos casos– a propósito de la “atención” que el posconci- lio ha prestado a este reto de los Laicos y los Religiosos. Primer dato: Una petición: En los dos sínodos hay, al comienzo de las proposiciones conclusivas que cada uno presentó al papa, una petición puntual y análoga solicitándole que en la exhortación apostólica sinodal propusiera la identidad teológica, positiva y siste- matizada del cristiano laico y del cristiano consagrado. En el sínodo de los laicos (1987) se decía en la proposición tercera: “Todos los cristianos, hombres y mujeres, quedan incorporados a Cristo por medio del bautismo, gozan de la misma dignidad cristiana y forman, unidos, el Pueblo de Dios. Por eso será necesario que se ponga en claro una descripción positiva de la vocación y de la misión del cris- tiano laico. Para obtener esto será oportuno que se afirme y se pro- fundice el estudio de la doctrina del Concilio Vaticano II, visto incluso a la luz de los más recientes documentos del magisterio de la Iglesia y teniendo presente también la experiencia de la vida eclesial bajo la guía del Espíritu Santo” 22 . Lo de identidad “positiva” va deliberada- mente subrayado recordando la clásica noción “negativa” del laico, bien poco afortunada, del Concilio 23 . En el sínodo de los consagra- dos (1994) se decía en la proposición tercera: “En vista de la redac- 22 “Proposizioni del sinodo sui laici: Proposizione 3”, en Enchiridion Vati- canum X: Documenti ufficiali della Santa Sede (1986-1987) (Bologna 1989) 1443: 2107. 23 Cf. LG 31.

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