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756 MANUEL LÁZARO PULIDO sienten mejor adaptando el contexto natural y tecnológico al hom- bre, que estudiando el sentido del hombre y realizando una lectura de la esencia y la especificidad humana 12 . Llegados a este punto no tiene sentido hablar de humanismo en el ser humano, sino que es mejor disertar sobre el hombre en términos de evolución y cambio material y, por lo tanto, de una retroalimentación ( feedback ) de la definición del hombre, ese antropoide en constante evolución capaz de soportar cambios estructurales es su tejido orgánico. No cabe declarar el humanismo, sino el posthumanismo 13 . Efectivamente, no pocos autores, desde la perspectiva de las construcciones sociales, ven en el posthumanismo una oportunidad de repensar el hombre y “despachar las ilusiones del pensamiento moderno (incluyendo las nociones esencialistas del tema) y de las prácticas de normalización actual lo tenemos en el ejemplar dedicado a la “Antropología y Ética ante los retos de la Biotecnología”, en la publicación Thémata: Revista de filosofía 33 (2004). 12 Cf. A. AGUD, “ Homo philosophicus : posibilidades y límites de una antropo- logía filosófica actual”, en Daimon 36 (2005) 133-138. 13 Ya Marshall McLuhan incidía en la idea de que las tecnologías humanas crean un cambio en la forma de pensar y de comportarse en los seres humanos: “Fisiológicamente el humano cuando usa normalmente la tecnología (y sus varias extensiones del cuerpo) está perpetuamente modificándose por ella y a su vez encuentra nuevas vías para modificar su tecnología” (M. McLUHAN, Understanding Media: The Extensions of Man (New York 1964) 55-56). La apuesta por la interac- ción entre humanos y computadoras en diversas facetas biológicas o de A.I. ha sido promovida por expertos en cibernética como Moravec, Paul y Cox y Kurzweil [H. MORAVEC, Mind Children: The Future of Tobot and Human Intelligence , (Cambridge 1988); G.S. PAUL – E.D. COX, Beyond Humanism: CyberEvolution and Future Minds (Rockland 1996); R. KURZWEIL, The Age of Spiritual Machines: When Computers Exceed Human Intelligence (New York 1999)]. El discurso tecnológico ha tenido su correlato filosófico, desarrollado, algunas veces, en un juego de extensión temporal. Se pregunta por el futuro del hombre en clave evolucionista: ¿cómo será el hombre dentro de mil años? Desde esta perspectiva su esencia no tiene cabida; de hecho, el “humanismo metafísico” se definiría, en una interpretación profundamente reduccio- nista, por su tecnofobia [distinción “tecnofobia - tecnofilia” utilizada y definida en D. BEST y S. KELLNER, The Postmodern Adventure: Science, Technology and Cultural Studies at the Third Millenium (New York 2001) 155-156]. Cf. G. HOTTOIS, “Filoso- far par una civilización tecnocientífica”, en Paradoxa 10 (2004) 191-209; ID., Essais de philosophie bioéthique et biopolitique (Paris 1999) e ID., Species Technica (Paris 2002). Para una lectura paradigmática del posthumanismo en términos pragmáticos cf. F. FUKUYAMA, El fin del hombre: consecuencias de la revolución biotecnológica (Barcelona 2002) [Es más explícito el título de la edición original: Our posthuman future: Consequences of the Biotechnology Revolution (New York 2002)]. c r s s i a l e s t e r q c i l p si 5 h u li n c A J. l

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