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774 MANUEL LÁZARO PULIDO Dios tiene un primado absoluto frente a la vanidad de la creatura 79 y ésta se ubica en un lugar muy inferior a Dios 80 . La constatación de la diferencia no resulta acomplejante para el hombre, ni mucho menos la negación de su ser, su nihilidad existencial. La absoluta trascendencia de Dios resulta especialmente indicada, es el mejor “antídoto” para luchar contra el peligro antropomorfista y panteísta de la relación Dios-creatura 81 . Y ello porque esta diferencia- ción de Dios con respecto a las creaturas se define por su relación desde la trascendencia, por un camino descendente que imposibilita el panteísmo o emanatismo. De esta forma, se supera la concepción neoplatónica de la necesidad de los intermediarios en la creación que preservara la simplicidad divina 82 . Esta posibilidad no puede darse si la solución se plantea en términos materialistas, pues su consecuencia lógica termina siendo el panteísmo, la igualdad entre Dios y criatura y, por consiguiente, la disolución de ambos conceptos. Por eso Cour- celle tiene razón cuando afirma –desde términos agustinistas– que “el término trascendencia corrige lo que el término de inmanencia podía recelar de panteísmo materialista”. Siendo esto así, podríamos considerar que lo que estamos operando es una negación efectiva de la esencia humana y su real existencia ¿de qué modo poder hablar de un hombre que se expresa desde la negación de su realidad? Si Dios es absolutamente trascendente, real, el ser, lo necesario... en contraposición, la creación se define por su contingencia, por lo que podemos llamar “ontología de la vanidad” 83 . La vanidad del hombre creado es reconocida por él mismo en una búsqueda desde su propia conciencia. Si nos quedáramos allí, podríamos interrogar- 79 “ Profundum creationis est vanitas esse creati ” ( I Sent. , proem.: I, 3). En relación con las diferencias existentes entre la criatura y Dios, cf. D. CASTILLO, o.c. , 51-65. 80 “ Pensatis conditionibus, in nullo potest creatura Creatori coaequari per- fecte... ” ( III Sent. , d. 14, dub. 1 resp.: III, 325). “ Aequalitas includit in se commensura- tionem, quae nullo modo potest esse inter finitum et infinitum ” ( Scient. Chr. , q. 2 ad 4: V, 9). 81 “ Deus est ens extra genus et supra genus ” ( Hexaëm. , col. 10, n. 17: V, 379); “ Supra et extra omne genus entis, quia in genere esse non potest, nec per se nec per appropriationem ” ( Myst. Trinit. , q. 7, a. 1 ad 7: V, 109). 82 Cf. II Sent. , d. 1, p. 1, q. 2: II, 28. 83 D. CASTILLO, o.c. , 49. a c e c s l e s e s c s c v e e l t 2

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