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762 MANUEL LÁZARO PULIDO no se trata de realizar una lectura dicotómica (idealismo vs. empi- rismo), sino de integrar aspectos racionales y fiosiológicos en una ciencia humana común, una filosofía antropológica que integre la verdadera naturaleza humana (el hombre es “objeto único, universal y supremo de la filosofía...” 32 ). Feuerbach propone una concepción psicosomática del ser humano en la que el protagonismo liberador del hombre reside en desarrollar la conciencia que posee de su yo, con el fin de capacitarle en aras a poder reconocerse como partícipe de una especie. El hombre se caracteriza, así, por la razón que le permite pensar, por una voluntad que le mueve a la acción y su capacidad de amar como base y fundamento de la vida en común. Feuerbach, como concluye con acierto B. Castilla, “propone una rei- vindicación del hombre entero”, en su dimensión individual y social o comunitaria 33 . El individuo desarrolla las capacidades en y desde la comuni- dad humana a la que pertenece. Trascendiendo las características biológicas –corporales y sensoriales– que le conciernen y desde el reconocimiento interior, el hombre encuentra en los otros hombres que conviven con él en sociedad, el fundamento de lo que es, su esencia. Pero este encuentro del hombre con su interior no resulta nada fácil. Es necesario que sepa partir de su propia sensibilidad y sea capaz de superar una mirada mágica frente al universal –supe- rar la fascinación de la idea lógica a la que sucumbió Hegel–, es decir, ha de poder encontrar su esencial naturaleza y deducir su ser del envoltorio teológico al que está expuesto. La filosofía tiene que operar una completa y absoluta disolución de la teología en la antropología: “la nueva filosofía es una reducción de la teología a antropología, reducción que es completa, absoluta y exenta de con- tradicción” 34 . Feuerbach parte de un hecho fundamental en la construcción de una concepción filosófica antropológica: la finitud. La dificultad del hombre de su propia limitación de desarrollo de las capacidades intelectivas, volitivas y desiderativas deviene de su propia natura- 32 L. FEUERBACH, Principios... , n. 50, 141 33 B. CASTILLA, “Feuerbach: la autonomía de la antropología filosófica”, en Pensamiento 55 (1999) 274. 34 L. FEUERBACH, Principios… , n. 52, 143. l l F c l e a c e r e t e i e i y ( y s T l

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