NG200701028
PENSAR LA ENCARNACIÓN. UN ACERCAMIENTO A LA POSICIÓN… 723 , a o - e e s s a - - e - i- s a , i- s. a is a Sin embargo, la potencia de Dios no queda limitada por ello: hubiera podido encarnarse aún sin existir el pecado 14 . En la cuestión Utrum fuerit necessarium ad reparationem humani generis Verbum Dei incarnari 15 , Santo Tomás opina que la encarnación de Dios fue posible y conveniente, y fue en cierto modo necesaria para reparar la caída del hombre, pero no absoluta- mente, porque Dios lo pudo reparar de otra manera: Una cosa puede ser necesaria para alcanzar un fin de dos modos: o como algo sin lo que la cosa no puede existir, v.gr . la comida, nece- saria para conservación de la vida; o como algo con lo que se puede alcanzar el fin de modo más perfecto y más conveniente, v. gr. el caballo para viajar. En el primer sentido no puede afirmarse que fuese necesaria para la redención la encarnación del Verbo, pues Dios, que es omnipotente, pudo llevarla a efecto de mil maneras distintas. En el segundo sentido, sí fue necesaria. Por eso dice San Agustín: «No pre- tendamos que Dios, a cuya potencia todas las cosas están igualmente sometidas, no tenía otro medio de salvarnos, sino sólo que no había modo más a propósito para sacarnos de nuestra miseria» 16 . Por lo que se refiere a la relación de dependencia final entre encarnación y redención de los pecados, en cuanto que estos se diferencian como pecados personales y pecado original, Santo Tomás no hace sino extender su doctrina a estos casos. En efecto, dice que la encarnación de Dios fue principalmente para la libera- ción del hombre; para quitar cualquier clase de pecado, pero espe- 14 “Quamvis potentia Dei ad hoc non limitetur: potuisset enim, etiam peccato non existente, Deus incarnari”. 15 Ib ., q.1, a.2. 16 “Respondeo dicendum quod ad finem aliquem dicitur aliquid esse necessarium dupliciter: uno modo, sine quo aliquid esse non potest, sicut cibus est neccesarius ad conservationem humanae vitae; alio modo, per quod melius et convenientius pervenitur ad finem, sicut equus necessarius est ad iter. Primo modo Deum incarnari non fuit necesarium ad reparationem humanae naturae: Deus enim per suam omnipotentem virtutem poterat humanam naturam multis aliis modis repa- rare. Secundo autem modo necessarium fuit Deum incarnari ad humanae naturae reparationem. Unde dicit Augustinus, XIII De Trin.: «Ostendamus non alium modum possibilem Deo defuisse, cuius potestati omnia aequaliter subiacent: sed sanandae miseriae nostrae convenientiorem alium modum non fuisse»”.
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