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748 JAIME REY ESCAPA La forma de causalidad mencionada por Escoto es la causalidad final 99 . Cristo es el fin de la creación entera, del mismo modo que el hombre es el fin inmediato de toda la naturaleza. Podemos afirmar que Cristo posee la triple causalidad: La causalidad eficiente o meri- toria de Cristo está implicada en el Primado mismo y proporcionada a El: “Eligiéndonos de antemano para ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo” (Ef 1,5). El concilio Vaticano II recoge esta misma idea 100 : Vino, pues, el Hijo, enviado por el Padre, que nos eligió en El antes de la creación del mundo y nos predestinó a ser sus hijos adop- tivos porque quiso que todo tuviera a Cristo como cabeza [...] Todos los hombres están llamados a esta unión con Cristo, que es la luz del mundo. De El venimos, por El vivimos y hacia El caminamos (LG 3). Nos podemos dejar de hacer una mención especial de la Vir- gen María en este apartado de los predestinados. Predestinada por Dios en un único e idéntico decreto con su Hijo, y para una función similar, María está íntima y especialmente asociada a la función de Cristo en toda la universalidad 101 . Respecto a la Trinidad, María es la más amada de las criaturas, al lado e inmediatamente después de su Hijo. Es predestinada a ser la suprema glorificadora de la Tri- nidad, al lado de Cristo, en quien Dios quiere ser amado de forma suprema. Respecto de Cristo, María es productora de la humanidad del Verbo. En sí misma está dotada de la suprema gracia concedida a una simple criatura: la gracia de la maternidad divina ( gratia maternitatis ) y la más plena y perfecta gracia santificante: tiene la 99 En la metafísica general de las causas, la causalidad final determina los otros tipos de influencia causal; lo que está ordenado a un fin, si se ha de realizar este ordenamiento, no podrá por menos que estar causado en el orden de la causa- lidad eficiente; y también en el orden de la causalidad formal. Cristo es causa final e inmediata, de toda la creación, esto lleva consigo también el que tenga la causalidad ejemplar. Puesto que Cristo está en la cúspide del orden creado, es evidente que su causalidad se extenderá a todo cuanto le es inferior. La metafísica de las causas la estudia ampliamente Escoto en el opúsculo De Primo rerum omnium Principio , Cap. 2 (IV, 727a-750a). 100 Para un estudio sobre la relación de los textos del Vaticano II con la teología del Primado de Cristo ver H. HERNANDEZ CIRRE, “El primado universal de Cristo a la luz del Vaticano II”, en Estudios Franciscanos 69 (1968) 5-40. 101 Cf. R. ZAVALLONI - E. MARIANI, La dottrina mariologica di Giovanni Duns Scoto (Roma 1987). 4 y g g c s e l a l c p d p

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