NG200701027
DIOS, GRACIA Y JUSTICIA 697 - s l e . , ” , .. ” a a e s ” e é e t - e s o s Podremos discutir las diversas opciones que aparecen en el Evangelio, pero de la que no cabe duda es su opción fundamental por los pecadores. Es una opción escandalosa, pero por eso mismo no se puede ignorar. “No he venido a llamar a justos, sino a pecado- res” viene a ser el frontispicio cristiano, con la vocación del publicano (pecador) Leví. Mateo tiene una parábola breve sobre los dos hijos enviados a la viña, parábola que concluye con esta afirmación ofensiva a los pia- dosos oídos: “En verdad les digo que los publicanos y las prostitutas llegan antes que ustedes al Reino de Dios” (Mt 21,31). Meditemos la parábola de los obreros enviados a la viña. Los de la primera hora se contrataron por un denario (Mt 20,2). Es un contrato de justicia. También los de la hora tercia se comprometen con la justicia: “Les daré lo que sea justo” (Mt 20,4). Se insinúa que los contratados a las horas sexta y nona se comprometen en los mismos términos: “hizo lo mismo” (Mt 20,5). En cambio los de la hora undécima reconocen que “nadie les ha contratado” (Mt 20,7). El propietario se limita a decirles: “Vayan también ustedes a la viña” (Mt 20,7). ¿Qué ocurre? Los que prácticamente apenas trabajaron, reciben gratis su denario. No es estricta justicia. Los de la primera hora y siguientes, reciben por justicia lo mismo que los últimos reciben gratuitamente, por gracia. Protestan. La respuesta del pro- pietario, la respuesta de Dios en el juicio final, rechaza la acusación de injusticia: “Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No te ajustaste conmigo en un denario? Pues toma lo tuyo y vete. Por mi parte, quiero dar a este último lo mismo que a tí. ¿Es que no puedo hacer con lo mío lo que quiero? ¿O va a ser tu ojo malo porque yo soy bueno? Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos” (Mt 20,13). Dejemos que Dios sea bueno, y saldremos ganando. 5. LOS PECADORES (2) La opción por los pecadores no es de justicia, sino de gracia, de misericordia, de perdón. Es algo que el Evangelio nos invita a meditar. En la parábola del hijo pródigo, el hermano mayor apela a la justicia: “Hace tantos años que te sirvo, y jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca me has dado un cabrito para tener una
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