NG200701027
696 CARLOS BAZARRA Pero frente a esta división un tanto maniquea, encontramos en la sagrada Escritura una insistencia en el reconocimiento de que sólo Dios es bueno, y todos somos pecadores. No hay lugar para la exclu- sión a lo largo de nuestro itinerario histórico-existencial. Recojo las frases que marcan esta mentalidad de que todos somos pecadores: “Ningún hombre vivo es inocente frente a tí” (Sal 142). “No hay hombre que no peque” (2 Cro 6,36). “Nadie puede decir: tengo puro el corazón, estoy limpio de pecado” (Pr 20,9). “Cierto que no hay ningún justo en la tierra, que haga el bien sin nunca pecar” (Qo 7,20). Delante de los acusadores de la adúltera, Jesús los desafía: “El que no tenga pecado, que tire la primera piedra” (Jn 8,7). Pablo = “Tanto judíos como griegos están todos bajo el pecado, como dice la Escritura: No hay quien sea justo, ni siquiera uno solo... para que toda boca enmudezca y el mundo entero se reconozca reo ante Dios, ya que nadie será justificado ante él por las obras de la ley” (Rm 3,10-20). Juan = “Si decimos: ‘No tenemos pecado’, nos engañamos y la verdad no está en nosotros” (1 Jn 1,8). El reconocernos pecadores no es una amenaza, sino una buena noticia: pediremos misericordia. La misericordia nos salvará. “No se trata de querer o de correr, sino de que Dios tenga misericordia” (Rm 9,16). “A fin de dar a conocer la riqueza de su gloria con los objetos de misericordia que de antemano había preparado para su gloria” (Rm 9,23).”Acerquémonos confiadamente al trono de gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar gracia para una ayuda oportuna” (Hb 4,16). Solamente el que se reconoce enfermo, acudirá al médico: “No necesitan médico los sanos sino los que están mal. Aprendan qué significa aquello de ‘Misericordia quiero, no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores” (Mt 9,12-13). Quizás cuando anuncia su programa en la sinagoga de Nazaret citando al profeta Isaías y cierra el párrafo con las palabras “procla- mar un año de gracia del Señor” (Lc 4,19) omitiendo la segunda parte del versículo: “día de venganza de nuestro Dios” (Is 61,2), podamos intuir que su propósito es la misericordia, no la justicia, o de otro modo, que su justicia no es una justicia humana de recompensa o castigo, sino de misericordia, en la que quiere envolver a todos los pecadores. r ( v ll c c l ( r r c c 2 5 l
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz