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710 CARLOS BAZARRA Como si dijera: Nadie te obligaba a vender tu propiedad. Eras libre. Pero tienes que ser coherente: la mentira es incompatible con la ver- dad del amor. Somos humanos. Se introduce la acepción de personas: “Hubo quejas de los helenistas contra los hebreos, porque sus viudas eran desatendidas en la asistencia cotidiana” (Hch 6,1). Los Apóstoles prefieren dedicarse a la Palabra de Dios antes que al servicio de las mesas (Hch 6,2). Pablo presenta un proyecto de vida que es más complejo: “Bendigan a los que les persiguen. Alégrense con los que se ale- gran. Lloren con los que lloran. Tengan un mismo sentir, no en la altivez sino atraídos por lo humilde. Sin devolver a nadie mal por mal, en lo posible en paz con todos los hombres; no tomando la justicia por cuenta propia, la venganza es del Señor. No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien” (Rm 12,14- 21). Es la caridad con todos. Pero también habla de la caridad con los débiles: “Acojan al que es débil en la fe... Dejemos de juzgarnos unos a otros, no poner tropiezo al hermano... Que el Reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo en el Espíritu Santo. Procuremos lo que fomente la paz y la mutua edificación” (Rm 14,13.17). No hay duda de que el Reino es justicia, pero tam- bién gracia y amor. En la carta a los corintios escribe: “Si no tengo caridad, no me sirven las lenguas, ni la profecía, ni la ciencia, ni la fe. Aunque repartiera todos mis bienes y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, nada me aprovecha” (1 Co 13,1-3). “La caridad no se alegra de la injusticia” (1 Co 13,6). El verdadero ministro de Dios echa mano de todo: “En tribulaciones, necesi- dades, angustia, azotes, cárceles...en el Espíritu Santo, en caridad sincera, mediante las armas de la justicia: las de la derecha y las de la izquierda... como tristes, pero siempre alegres; como pobres, aun- que enriquecemos a muchos; como quienes nada tienen, aunque todo lo poseemos” (2 Co 6,4-10). La colecta que Pablo organiza a favor de los pobres de Jerusalén (Rm 15,26-27) es expresión de este sentido opcional por los pobres. Los pobres ayudan a los pobres: “Aunque probados por muchas tribulaciones, su rebosante alegría y su extrema pobreza han desbor- dado en tesoros de generosidad” (2 Co 8,2). “No que pasen apuros para que otros tengan abundancia, sino con igualdad. Al presente, la a c l 1 a v “ ( v l “ s r a s

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