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690 CARLOS BAZARRA ni se recrea en la destrucción de los vivientes; él todo lo creó para que subsistiera, las criaturas del mundo son saludables, no hay en ellas veneno de muerte ni imperio del Hades sobre la tierra, porque la justicia es inmortal” (Sb 1,13-15). El comentario explica: El que practica la justicia tiene asegurada la inmortalidad. Se diría que Dios en la creación practica la gracia, y el ser humano debe corresponder con la justicia: “Amen la justicia, los que juzgan la tierra, piensen rec- tamente del Señor, y búsquenle con sencillez de corazón” (Sb 1,1). Más adelante parece matizarse esa afirmación justiciera: “Te compadeces de todos porque todo lo puedes y disimulas los pecados de los hombres para que se arrepientan. Amas a todos los seres y nada de lo que hiciste aborreces, pues, si algo odiases, no lo habrías hecho” (Sb 11,23-24). Y concluye: “Mas tú con todas las cosas eres indulgente, porque son tuyas, Señor que amas la vida” (Sb 11,26). “Para aleccionarnos, a nuestros enemigos los flagelas con mode- ración, para que, al juzgar, tengamos en cuenta tu bondad y, al ser juzgados, esperemos tu misericordia” (Sb 12,22). Lo que corrobora la carta de Santiago: “Tendrá un juicio sin misericordia el que no tuvo misericordia; pero la misericordia se siente superior al juicio” (St 2,13). No podemos ignorar la misericordia: “Así como ustedes en otros tiempos rebeldes contra Dios, mas al presente han conseguido misericordia a causa de su rebeldía, así también ellos al presente se han rebelado con ocasión de la misericordia otorgada a ustedes, a fin de que también ellos consigan ahora misericordia. Pues Dios encerró a todos los hombres en rebeldía para usar con todos ellos de miseri- cordia” (Rm 11,30-32). Frente a la idolatría, el hagiógrafo insiste: “El conocerte a ti es la perfecta justicia, y conocer tu poder, la raíz de la inmortalidad” (Sb 15,3). Gracia, misericordia, justicia. ¿Excluyentes o complementarios? 2. PENSAMIENTO PAULINO En Pablo el tema vuelve una y otra vez. Hay que meditarlo seria- mente. “Con el don no sucede como con el delito. Si por el delito de uno solo murieron todos, ¡cuánto más la gracia de Dios y el don otor- g s ll s e e j j r r a g s ( t l l t

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