NG200701027

DIOS, GRACIA Y JUSTICIA 705 e s s s - l - . a e ; 1 - . - l e - l, : a s i , a . s s La conclusión sobre la salvación no puede ser otra que la pre- ponderancia de la gracia: “Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando muertos a causa de nuestros deli- tos, nos vivificó juntamente con Cristo –por gracia han sido salva- dos– y con él nos resucitó y nos hizo sentar en los cielos en Cristo Jesús, a fin de mostrar en los siglos venideros la sobreabundante riqueza de su gracia, por su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Pues han sido salvados por la gracia mediante la fe; y esto no viene de ustedes, sino que es don de Dios; tampoco viene de las obras, para que nadie se gloríe” (Ef 2,4-9). En resumen, el concepto obvio de “rico” supone una riqueza de bienes materiales, lo cual es considerado un obstáculo para la salvación, como injusticia frente a los demás, y resistencia a la gracia, lo cual no impide que podamos encontrar en ellos alguna bondad y posibilidad de conversión y de ayuda a los verdaderamente pobres, siendo solidarios, creando puestos de trabajo, etc... “Lo que es impo- sible para los hombres, es posible para Dios” (Lc 18,27). “Aquel que provee de simiente al sembrador y de pan para su alimento, proveerá y multiplicará su sementera y aumentará los frutos de su justicia. Ustedes son ricos en todo para toda largueza, la cual provocará por nuestro medio acciones de gracias a Dios” (2 Co 9,11). El dilema: riqueza egoísta es pecado; riqueza compartida y solidaria, puede ser gracia y justicia. 9. LOS POBRES (1) El concepto de “pobre” se basa en carencia de bienes materiales. Es un concepto recurrente, en relieve a través de las páginas bíblicas. ¿Qué es lo que pide Dios a los que son pobres y a los que no son pobres? Escuchemos la Palabra del Señor. En el primer Testamento encontramos diversidad de textos. No se puede olvidar al pobre: “No harás rebusco de tu viña, ni recogerás de tu huerto los frutos caídos; los dejarás para el pobre y el foras- tero...No oprimirás a tu prójimo, ni lo despojarás. No retendrás el salario del jornalero hasta el día siguiente” (Lv 19,10. 13). “Dios no hace acepción de personas ni admite soborno; que hace justicia al huérfano y a la viuda, y ama al forastero, a quien da

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz