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EL CONTROL DE LA JERARQUÍA ECLESIÁSTICA POR LA CORONA… 655 a s s - l a s a - . , a e r e - s 4 a y e Roma sobre la elección del Papa: que procuren, por los medios lícitos que pudieren, encaminar que salga tal Pontífice cual conviniere al bien universal de la Iglesia y esto en primer lugar; y en segundo, que no sea difidente de la Corona de España, por los inconvenientes que en la era presente podrían resultar de lo contrario, no solamente a tantos reinos y Estados católicos, como Dios ha sido servido de juntar en esta Corona, pero también al restante de la Cristiandad. Y esta ver- dad he oído confesar a muchos cardenales graves y desapasionados, diciendo que, siempre que hubiere en el Colegio sujeto o sujetos beneméritos, confidentes a Su Magostad, tendrían gran escrúpulo de dar su voto a un difidente, aunque fuese no solo igual, pero aventa- jado de los otros. Conformándose con esta intención y voluntad de S. M. los embajadores que ha tenido en aquella Corte, han puesto el principal cuidado en desviar que no salga Papa indigno ni difidente de S.M.” 7 . Dos cosas eran fundamentales en esta materia: que el candidato no fuera indigno y que no fuera difidente, es decir, que no fuera receloso ni contrario a los intereses justos de la Monarquía del Rey Católico. Pero nada mejor refleja la mente y la intención del rey que una carta que el mismo Felipe II escribió a su embajador en Roma y que el confesor de S.M. leyó en la reunión que tuvieron en San Jerónimo el Real de Madrid, el 5 de junio de 1598, el P. José de Acosta, Fray Gaspar de Córdoba y el mismo confesor, Fr. Diego de Yepes, en donde previamente se leyeron dos memoriales que había escrito el P. Acosta. Dada la fecha de esta carta, tres meses antes de la muerte de Felipe II, podemos considerarla como el testamento del monarca español en asunto tan importante para la Iglesia y para la Monarquía hispánica como el de la elección del Pontífice. “Para llegado el caso, habéis de tener entendido, como ya lo sabéis por otras, que lo que yo deseo es que se elija y presida en la Iglesia de Dios el que hubiere de ser el mejor para ella. Y éste habéis de procurar que salga y desviar el que se entendiere que no conviene 7 AGS, E. 1870 , f. 100: Informe del Duque de Sessa, Madrid 1 de diciembre de 1604.

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