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616 LUIS E. RODRÍGUEZ-SAN PEDRO BEZARES Así que, de alguna manera, para los humanistas del Renaci- miento la Historia forma parte de las Bellas Artes; y, por lo tanto, los hechos (“facta”) y los discursos (“dicta”) de los hombres famosos no debieran ser tanto verdaderos cuanto adecuados al decoro del per- sonaje en cuestión. Habrá hechos que puedan ser atribuidos a los personajes precisos, aunque no se tenga constancia de su verdad; porque se acomodan a su carácter ideal, porque son ejemplares. La Historia humanista se presenta, pues, como arte, y no como mera crónica de polvorientos anales del Medioevo. En esta Historia las fuentes documentales, la exactitud de los hechos, la conexión causal o temporal entre los acontecimientos resultan cosas secunda- rias. Se trata de escribir con elegancia y proporcionar modelos mora- les, con recurso a la retórica literaria 4 . 3. LA HISTORIA PRETENDE LA VERDAD DOCUMENTAL, SIGLOS XVII-XIX Con la cultura Barroca europea, y a lo largo del Clasicismo ilus- trado 5 , el historiador valorará más profundamente las fuentes escritas y la erudición, y comienza a someterse al rigor de los archivos. La paleo- grafía y el recurso documental se convierten en imprescindibles. Podemos poner el ejemplo de la escuela francesa del bene- dictino Jean Mabillon 6 . En ella se establecía una doble crítica docu- mental, externa o de erudición e interna o de veracidad. La primera intentaba determinar la autenticidad o falsedad del documento, el restablecimiento del texto y su ubicación tempo-espacial. La segunda procedía a la interpretación y a determinar aspectos de sinceridad y exactitud 7 . 4 J. FORRADELLAS, “Don Quijote, entre el libro y la Historia”, en Boletín de la Real Academia Española LXXXV (2005) 273-294. 5 F. SÁNCHEZ MARCOS, Invitación a la Historia. La Historiografía de Heró- doto a Voltaire (Barcelona 2002). Cap. III: “La Historiografía renacentista y barroca (siglos XV-XVII)”; cap. IV: “La Historiografía en la época de la Ilustración”. 6 De re diplomatica (Paris 1681). 7 Cabe destacar la gran empresa erudita de los llamados “Bolandistas”, una iniciativa jesuita para aplicar el rigor de la crítica documental a las biografías de los santos. En 1643 aparecieron en Amberes dos volúmenes dedicados al mes de enero t r e y 4 e a s l c c s y o r r L
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