NG200701023
REALIDAD Y VERDAD EN HISTORIA 625 a - e a a s , s - a s - a a - e - - - , : , o - - peos del siglo XX, y los de ahora mismo, tienden a pensar y vivir sin la Historia. La arquitectura, el arte, la música y la ciencia modernos se han definido no como algo surgido del pasado o como reacción a éste, sino como movimientos distanciados del mismo dentro de un espacio cultural nuevo y pretendidamente autónomo 29 . Confluye, por otro lado, el peligro de una información cada vez más indiscriminada e ilimitada: “información confusa”. La racio- nalidad crítica se enfrenta a la mecánica acumulativa de las series y las bases de datos compulsivos. La inundación informativa puede sorprendernos sin “perchas” mentales para su colocación y ordena- miento; es decir, sin formación. Porque la Historia, una disciplina que debe contribuir a la amplitud del horizonte mental, se encuentra en medio de una sociedad “globalizada” que tiende hacia la mera opera- tividad simplificada y simplificadora 30 . 9. NUEVO MATERIALISMO HISTÓRICO Y OTRAS REALIDADES Un nuevo pragmatismo realista parece invadir, también, los actuales quehaceres históricos. Se trata de un realismo concreto de lo práctico y “material”. El interés se traslada de las estructuras, las teorías y la hermenéutica a las nuevas concreciones instrumenta- les: paleografía, arqueología, biblioteconomía, archivística, nuevas tecnologías… Se avanza en la tecnificación, pero sin clara finalidad comprensiva. El contexto práctico generalizado va disolviendo los problemas e interrogantes teóricos de la disciplina. La Historia que interesa es, cada vez más, la rentable y divertida. Por un lado, el pasado se convierte en “parque temático”, lo cual, vinculado a la defensa del patrimonio “material”, desemboca en el beneficio del turismo “de excelencia”. Es el caso de las llamadas “ciu- dades históricas”, de la proliferación de “talleres de interpretación 29 C.E. SCHORSKE, Pensar con la Historia (Madrid 2001). 30 Como anécdota personal, en una pretendida “Universidad de calidad”, no tuve más remedio que suprimir las clases de Teoría de la Historia e Historiografía desde finales de la década de 1990. El nuevo estilo de los estudiantes quedaba ple- namente saciado en las posibilidades descriptivas que les ofrecía Internet. Hubo que adaptarse, “a la medida del recipiente” ( ad modum recipientis recipitur ).
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